Y en este caso no se trata de
simples turistas, sino de jóvenes deportistas que más que a
competir han venido ayer y vienen hoy a convivir, con otros
jóvenes de ambas orillas del Estrecho.
Ya son muchas las ediciones de los Juegos del Estrecho que
se han celebrado y, hasta ahora, no tengo noticias de que en
ninguna de ellas haya habido problemas de ningún tipo.
Siempre imperó el orden en estos días de convivencia
deportiva.
Tiene una explicación esto. Los Juegos del Estrecho nacieron
para que se relacionaran y pasaran unas horas juntos y en
buena armonía unos jóvenes de Ceuta, con otros de Gibraltar,
de La Línea de la Concepción, de San Roque o de Algeciras.
No había otro fondo más que ese.
Todos y en todas la ediciones han tenido el mismo o parecido
fin, se ha llegado al lugar donde se celebran esos juegos
con sus mejores galas, con las ideas muy claras de saber
jugar, sin preocuparse para nada de si se va a ganar o no se
gana, porque a los Juegos del Estrecho no se viene a
competir, se viene a convivir, en amistad y en buena
sintonía, con otros vecinos de esta parte o de la otra del
Estrecho.
Dos días de fiesta, pues, que este año, para los chavales se
ha reducido a uno solo, por cuanto la economía no da para
más, con lo que unos estuvieron aquí ayer y otros están hoy.
No sé a cuanto ascenderá el montante económico que cuesten
estas jornadas de convivencia deportiva, pero estoy seguro
que será el dinero mejor gastado por parte de cada una de
las localidades que participan en ellas.
Y pasando al otro lado, aunque a alguien se le hubiera
escapado, estas pueden ser las dos jornadas más tranquilas y
con menos crítica, al menos para los dirigentes de aquí que,
con “el telón” de los juegos, taparán muchos de los
problemas que se vienen dando, desde hace varios meses.
Casi 500 chavales vinieron ayer, y en torno a 700 vienen
hoy, los unos estuvieron para izar la bandera, los otros
serán los que la arríen esta tarde y todos, tras el final
festivo dejarán el camino abierto para los del año próximo
que se organicen, no sé donde, pero sí sé que con el mismo
interés y con las mismas ideas que estos y los de los años
precedentes. Porque allí donde se organicen, volverán a
tener el mismo sentido que vienen teniendo, desde hace ya
muchos años.
Ceuta que sigue haciendo publicidad de una Ciudad de
Compras, aunque los sábados por la tarde, y no digamos los
domingos, tiene casi todo cerrado, podría comenzar a cambiar
el anuncio y hablar de una ciudad de perfecta acogida a la
juventud que viene en plan deportivo y de convivencia.
Es cierto que estos chavales no vendrán a comprar muchas
cosas, entre otras cosas porque las distintas pruebas en las
que participen no les dejará mucho tiempo para despistarse
en busca de algún regalo, pero tampoco serán de los que
pidan mucho y lo que sí hacen es dar un nuevo colorido a las
calles, las pistas deportivas y dar otro aspecto muy
distinto a toda la Ciudad. Los que sí comprarán cosas, si
hay lo que vengan buscando, serán los familiares, que más de
uno se desplaza con ellos.
La visita de estos 1200 chavales, entre los dos días, cuando
menos, van a dejar a las navieras unos ingresos que no se
esperaban, aunque tengan algún detalle con estos jóvenes
viajeros, y tras eso, repito que aunque los chicos no tengan
mucho tiempo libre, algo más dejarán aquí, aunque sólo sea
calma para que en la Santa Casa Madre haya más tranquilidad.
Algo es algo.
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