En estos momentos no cabe duda
alguna respecto a que el Gobierno del partido socialista
desatendió, durante años, cada una de las recomendaciones
planteadas desde la Unión Europea. José Luis Rodríguez
Zapatero, Alfredo Pérez Rubalcaba y compañía fueron
incapaces de adoptar a tiempo aquellas medidas que otros
países europeos habían adoptado años atrás para subsanar sus
problemas socio-económicos. Y cuando finalmente lo hicieron,
ya era demasiado tarde, nuestro país se había endeudado por
encima de sus posibilidades.
La única solución posible al incremento espectacular en las
cifras de déficit público era recortar los gastos. La
izquierda española que hoy critica en las calles las medidas
responsables adoptadas por el Ejecutivo popular, recortó un
5% el sueldo a los funcionarios, eliminó el “cheque bebé”,
congeló las pensiones y redujo drásticamente las ayudas a
las personas dependientes. Un Gobierno que no dudo lo más
mínimo en recortar el gasto corriente a través de decisiones
como una reforma laboral, reforma de las pensiones,
disminución gasto farmacéutico, subida de impuestos y una
sensible disminución en las partidas destinadas a atender
las necesidades de los dependientes.
La hipocresía del progresismo español no tiene parangón, la
desvergüenza es generalizada en una izquierda española que
hoy crítica en las calles lo que no fue capaz de criticar
cuando sus dirigentes políticos ocuparon durante siete años
ininterrumpidos responsabilidades en el Gobierno del país.
Una izquierda española incapaz de asumir sus propias
responsabilidades respecto a sus acciones cuando han quedado
sobradamente demostrados todos sus errores. En definitiva,
una izquierda española a la que debemos aplicar con todas
sus consecuencias el popular dicho “Haz lo que digo, pero no
lo que hago.
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