LUNES 27.
Una de la tarde. Paco Conejo y Luis Mari Fernández
están charlando en la recoleta plaza de África. Y, tras el
permiso de rigor, me sumo a ellos. Luis Mari habla de la
situación que estamos viviendo en este periódico y no duda
en dar su parecer. El cual comparto de pe a pa. Conejo hace
algunas preguntas al respecto y tratamos de aclararle sus
dudas. Luis Mari, antes de irse, pues le ha sonado el
teléfono para que acuda a una cita, está convencido de que
habrá un final feliz de un asunto que no tiene razón de ser.
Mientras Conejo y yo nos dirigimos al Hotel Parador La
Muralla para tomar el aperitivo. Y, lógicamente, pegamos la
hebra sobre la que fue nuestra profesión durante muchos
años: el fútbol. Y nos acordamos, como no podía ser de otra
manera, de Luis Márquez, debido al mal trance que
está pasando. A la salida del hotel nos topamos con
Alejandro Sevilla y éste, tan afable y comunicativo,
como siempre, me dijo que muy pronto presentará un libro. Y
que está empeñado en que sea Paloma Gómez Barrero la
que venga a Ceuta a hacer la presentación.
Martes. 28
Charla distendida en la terraza del Hotel Parador La
Muralla. Microclima excelente y risas por la anécdota que
nos cuenta el director del establecimiento, Alberto G.
San Sebastián Vázquez, a Luis Parrilla y a mí. De
pronto, aparecen muchos de los jueces que han participado en
las IV Jornadas Jurídicas que han finalizado hoy. Y, claro,
la presencia de la Secretaria de Gobierno, Juzgados y
Tribunales de Ceuta, Pepa Villar, nos permite
saludarla. PV, como es habitual, se mostró con esa llaneza
tan característica en ella. También tuvimos ocasión de
intercambiar impresiones con María Teresa Troya y
Fernando Tesón. A los que no veía desde hacía ya un
mundo. Y me he alegrado de lo lindo. Pues bien saben ellos
la mucha ley que les tengo. No en vano nos presentaron hace
casi treinta años. En rigor: que la sobremesa en el hotel
fue agradable en todos los sentidos.
Miércoles. 29
A uno le constituyen todos los libros que ha leído, también
todos los libros que no ha leído. Decía un amigo mío, que
para leer, lo que se dice leer en serio, hay que estar
enfermo; enfermo o convaleciente. Porque hay libros que sólo
exigen un buen resfriado, mientras otros, por ejemplo, En
busca del tiempo perdido (Proust), una tuberculosis
larga y apacible. Yo le respondía, cada vez que recordaba
las dificultades que entraña leer, que yo había sido capaz
de atreverme con los maestros rusos estando sin alifafe
alguno. Y lo hacía aprovechando mis ratos libres y durante
mis viajes y estancias en hoteles, cuando me dedicaba a
labores futbolísticas. Cierto es que leer es un ejercicio
agotador y que supone un enorme desgaste para la vista. Ya
que el lector empedernido consigue arrasarse los ojos. Aun
así, sigo leyendo y hasta espero con ganas que se inaugure
la Feria del Libro para regalarme uno, tras visitar todas
las casetas.
Jueves. 30
Manuel Carlos Blasco, viceconsejero de Economía y
Hacienda, sigue emperrado en demostrar que su aversión hacia
quienes hacemos este periódico es evidente. Así que no se
cansa de propalar los males que nos esperan. Sabemos de
buena tinta que se ha convertido en un bocón; es decir, en
un muchacho que está hablando mucho y echando bravatas
contra ‘El Pueblo de Ceuta’. Y, dado que venía haciendo
méritos suficientes para recibir una respuesta adecuada, ya
la ha tenido en forma de columna que le hemos dedicado en
vista de la inquina que nos profesa y de la que tanto se
jacta. El viceconsejero de Economía y Hacienda está actuando
tal y como lo haría un tonto con balcón a la calle (Antonio
Burgos dixit). Un tonto, tan sobrado de pretensiones,
que no se corta lo más mínimo en anunciar, a los cuatro
vientos, que está dispuesto a acabar con nosotros. Y, por si
fueran pocas sus baladronadas contra este medio, se atreve a
gritar también a voz en cuello contra quienes osen salir en
nuestra defensa. Los bufidos de este muchacho, que tienen
todas las trazas de pertenecer a un chico revestido con
gorra, pito y hasta despacho, nos producen tanto miedo como
para llevar ya varios días acoquinados. Sin aliento. Con una
tiritera de mucho cuidado. Y es que resulta aterrador estar
al tanto de que nuestro mayor enemigo es, ni más ni menos,
que el viceconsejero de Economía y Hacienda, Manuel Carlos
Blasco. Sólo mencionar su nombre me hace correr hacia el
baño. ¡Menuda descomposición me causa semejante mindundi!
Viernes. 31
Me llama Emilio Lamorena para comunicarme que ha
fallecido Luis Márquez. Y no por esperado el fatal
desenlace, me deja de causar una enorme pena y me puede el
dolor Y, aunque es verdad que la muerte de cualquier hombre
nos disminuye, la de un amigo deja secuelas para siempre.
Con Luis viví momentos extraordinarios y también los hubo
donde tuvimos que hacer malabares para no perder los
estribos. La última vez que nos vimos y nos dio por charlar
unos minutos fue yendo él con uno de sus hijos en coche y
llamó mi atención para poder pegar la hebra conmigo. La
forma de ser de Luis se la describo a Emilio Lamorena en
nada y menos. Y además me permito contarle varias anécdotas
relacionadas con nuestro amigo cuando viajábamos con la
Agrupación Deportiva Ceuta. Anécdotas en las que su buen
talante y su predisposición a que reinara el mejor ambiente
entre los expedicionarios, lo hacían viajero indispensable.
A Luis le gustaban los dulces en la misma medida que a mí.
Hasta que yo me enteré de que a él no le convenían. Así que
no dudé en mostrarme autoritario a la hora de los postres. Y
entonces me hallaba ante un hombre corpulento, con un
corazón de oro y unas salidas de tono que hacían las
delicias de todos los comensales. ¡Ay, Luis!...
Sábado. 1
He decidido adentrarme en la sección correspondiente a
artículos anteriores de quien escribe, sin respetar el orden
de las fechas, para saber que ha venido diciendo Juan
Luis Aróstegui de nuestro alcalde. Y hoy he abierto la
columna por el 18 de marzo de 2011. Y he espigado el
siguiente párrafo: Denuncia el innombrable, secretario
general de CCOO, que solamente los pelotas del tirano,
vamos, Juan Vivas, son los únicos que obtienen
contratos, subvenciones, puestos de trabajo o prebendas de
cualquier tipo para sí o para sus allegados. “Porque la
condición humana es débil; la necesidad, mucha; y la
tentación difícil de eludir”. La columna, a la que pertenece
este párrafo, la hice como defensa de nuestro alcalde ante
el ataque furibundo de Aróstegui: hoy convertido en asesor
principal del personaje que nunca le tembló el pulso a la
hora de desacreditarlo. Iré, si el tiempo o la autoridad
competente no lo impiden, sacando párrafos en los que el
líder de Caballas se ha cebado, durante años, con nuestro
alcalde.
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