Nos disponemos a celebrar con gozo la fiesta del Corpus
Christi, la fiesta de la Eucaristía. El Señor se queda con
nosotros en el Santo Sacramento del altar. En esta fiesta
del Corpus celebramos el gran don que Cristo hizo a su
Iglesia antes de su Pasión: esto es mi cuerpo, esta es mi
sangre. En esta fiesta, que se remonta al s. XIII, se nos
invita a descubrir la bondad y la misericordia de Dios, la
presencia escondida de Cristo en la sencillez de un trozo de
pan y un poco de vino: el cuerpo y la sangre del Señor;
Misterio de fe.
Es la primera vez que comparto con vosotros esta fiesta
hermosa de la Iglesia; una fiesta que goza de un profundo
arraigo en la vida del pueblo de Dios, llena de colorido, de
tradiciones y celebraciones vivas y entrañables a través de
las cuales expresamos nuestra fe y adoramos a Cristo
presente en el Santo Sacramento del altar.
Mi sincero agradecimiento a todos aquellos que han
colaborado en la preparación siempre compleja de esta
celebración: el padre Francisco, a la comisión que se ha
encargado de la preparación de todos los actos con motivo
del Corpus, al consejo de Hermandades y Cofradías y a su
presidente; a las Hermandades Sacramentales, a las
autoridades de la ciudad, a Don Antonio Gil que nos regalado
el cartel anunciador de la fiesta, y a todos aquellos que
contribuyen con su labor callada y sencilla, pero no menos
necesaria, a que esta celebración sea una expresión de la fe
y de piedad.
Jesús nos prometió que estaría siempre con nosotros hasta el
fin del mundo y cumple su promesa en la Eucaristía. Y además
en el día del Corpus el Señor camina por nuestras calles y
plazas, comparte nuestra vida, Él nos llena de vida con su
muerte y Resurrección y nos envía al mundo para compartir
los gozos y las esperanzas, las tristezas y angustias de los
hombres y mujeres de nuestro tiempo, sobre todo de los
pobres y de los afligidos. Nuestro mundo, nuestra sociedad
necesita el amor de Cristo que nos abre un horizonte de
esperanza y da sentido a nuestra vida.
La celebración de la Eucaristía y la procesión son una
enseñanza y una catequesis de lo que es y significa ser
cristiano. Esta fiesta del Corpus nos invita a Vivir la
Eucaristía como una gran escuela de amor y de paz, que nos
impulsa a trabajar por la edificación de una sociedad más
justa y fraterna. Por eso el día del Corpus es día de
Caritas, día de Caridad. Todos saben y conocen la labor que
hace Caritas en nuestra sociedad sacudida por una profunda
crisis que ha dejado a muchos sin trabajo y con recursos
escasos, viviendo al límite de la pobreza.
Caritas, no es una ONG, es la misma Iglesia que comparte lo
suyo con los necesitados, cristianos o no, a quienes acoge
como lo más querido “Vive sencillamente para que otros
puedan vivir”. Es un slogan que nos transmite toda una
filosofía de vida, que nos invita a superar las relaciones
de interés con las que se mueve el mundo de hoy y valora
sobre todo a la persona, al ser, más que el tener, por el
que entramos en la espiral de egoísmo que nos ha llevado a
esta situación mundial.
Estamos en el Año de la Fe que nos invita a renovar y
actualizar nuestra experiencia de Dios. Una fe vivida,
celebrada y confesada. Tenemos ante nosotros el reto de la
Evangelización. Nuestras parroquias viven con intensidad
este esfuerzo por llevar a todos la Buena Nueva de
Jesucristo. Tenemos unos sacerdotes entregados y ejemplares
en nuestra ciudad, que dan la vida por los demás, que son
queridos por todos. Pido por ellos y por todas nuestras
parroquias para que se renueve nuestra fe.
En otro orden de cosas, también quiero pedir al Señor que
pronto podamos reabrir la Iglesia de San Francisco porque
estén concluidas felizmente las obras de rehabilitación. Es
un deseo que me expresan cada día muchos ceutíes. En mi
tarea diaria es una de mis grandes preocupaciones, nuestro
Obispo D. Rafael, está muy pendiente del tema e insiste a
todos los niveles y hace gestiones para que llegue ese
momento. No hemos dejado de trabajar para que esto sea una
realidad.
Quiero expresar mi agradecimiento en primer lugar al
presidente y al gobierno de la ciudad por su colaboración y
su ayuda sin las cuales no sería posible llevar a cabo esta
obra; y también a tantas personas e instituciones que
muestran su interés y preocupación por el tema.
Comprendo que todos estemos un poco impacientes y nerviosos,
pero las cosas tienen su proceso y hay que hacerlas bien,
con sentido de la responsabilidad, y no tomar decisiones a
la ligera; ya solo queda acordar con la empresa constructora
las condiciones para finalizar la obra y esto se hará en
breve.
También quisiera invitaros a todos a adherirnos a la
propuesta del Santo Padre el papa Francisco que quiere que
todos los católicos del mundo nos reunamos este domingo en
oración ante el Santísimo Sacramento de cinco a seis de la
tarde. Quiere que recemos por la Iglesia para que sea más
santa, por los cristianos para que seamos expresión del amor
y de la misericordia de Dios y por todos los que sufren a
causa del paro, la pobreza, la marginación, las guerras, la
violencia, la enfermedad…
También quiero comunicaros una noticia que llena de alegría
a nuestra Iglesia diocesana y es que a finales del mes de
septiembre será ordenado sacerdote en nuestra catedral de
Ceuta el diácono de nuestra diócesis Juan Ramón Rouco. Lo
prepararemos con mucha ilusión porque es un testimonio de
generosidad y de entrega para todos. Cristo sigue llamando a
servirle y llena de alegría el corazón de los que le siguen.
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