Sabía que estaba muy enfermo.
Desde hace varios días me esperaba que nos podía dejar, en
cualquier momento, Luis Márquez, pero aunque se sabía, me
impresionó ayer, al coger el periódico y ver que Márquez se
nos había ido, definitivamente.
Yo conocía a Luis Márquez, prácticamente, desde mi llegada a
Ceuta, en 1978. Con él y con su hermano Pepe había tenido
mucho contacto por el fútbol. Pepe solía ir, con mucha
frecuencia, como delegado de la Agrupación Deportiva Ceuta,
en los años 80. Luis, en aquella época, era el que viajaba
con el imperio, en tercera división. Era uno de los hombres
de confianza de Juan Carlos Pérez Blanca.
Recuerdo como, en uno de los viajes a Sevilla con el
Imperio, yo iba a retransmitir aquel partido para Radio
Perla de la Rueda Rato, desde que subí al autocar con el
equipo, en Algeciras, me dijo:”Tú eres uno más del Imperio
aquí”, y así fue, desde el primero al último minuto.
Siempre llevaba su “maletín” con todo lo que iba a necesitar
para el desplazamiento y aunque se enfadara porque las
actuaciones de los árbitros fueran poco correctas, no dejaba
en mal lugar al equipo.
En casa, y lo hemos visto estos últimos años, trataba de
hacerlo todo. Últimamente ya se veía que no podía hacer
muchas cosas, pero seguía y seguía ..., hasta el final.
En el último partido, como aquel que dice ayer, del Atlético
de Ceuta en casa, ahí estaba. Terminó el equipo la temporada
y Luis Márquez no se había rendido. Una maldita enfermedad
le acosaba, pero él no quería dejarse acosar.
La temporada, ahora, queda muy lejos, para volver a empezar.
Una temporada nueva en la que, en principio, nos va a faltar
algo sin ver por allí a este hombre que hacía todo lo
posible y lo imposible para que las cosas estuvieran bien.
Él lo hacía a su manera, pero nunca fallaba, como nunca
falló a sus amigos o a la gente con la que trataba.
Podría dar docenas y docenas de hechos vividos cerca de Luis
Márquez y ahora me viene a la mente una ocasión del pasado
año, comprando yo en una de las grandes superficies de Ceuta
y al ir a pagar con la tarjeta, se me había olvidado el DNI,
con lo que la tarjeta, me dijeron que, no me la podían
aceptar. Él estaba, casualmente, en esos momentos, en las
inmediaciones de la caja y no hizo más que preguntarme:”¿Qué
necesitas?”. Salí de allí junto con él, y no tuve que volver
con el carné de identidad que me hubiera llevado un largo
rato.
Ahora ya, todo eso ha terminado, él ha pasado por este mundo
creo que sin haber hecho mal a nadie. Su fútbol le llevó
muchas horas de su vida. Conocía todos los campos de tercera
división de media Andalucía. Sabía donde estaban los campos
de la segunda B, donde jugó la AD Ceuta y, también, para
terminar con algo agradable, recordaba la famosa escena del
flan de Camacho, posiblemente el flan más caro que se ha
pagado en el mundo. Descansa en paz, Luis, los que te
conocíamos te echaremos mucho de menos.
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