El fútbol ceutí no quiso perderse ayer el último adiós a
Luis Márquez Montoya, quien falleció el viernes a la edad de
69 años. Familiares, amigos y distintas personalidades del
deporte caballa brindaron homenaje al que se convirtiera en
el delegado por antonomasia de los clubes ceutíes. Nadie
quiso perderse la despedida de un hombre que dedicó su vida
por y para el fútbol caballa, como así demostró durante su
último año, en el que ejerció de delegado del Ceuta.
Luis Márquez comenzó su larga trayectoria como hombre de
fútbol como futbolista del Atlético de Ceuta, club en el que
jugó tanto en juveniles como en Regional. Sin embargo,
siendo aún joven colgó las botas para implicarse por
completo en colaborar con los clubes ceutíes. Así, destacó
su labor de directivo en el Imperio, en el que coincidió
durante los años 80 tanto con Paco Conejo como con José
Antonio Muñoz, además de con jugadores que marcaron una
época importante de este equipo, con los que se completaron
grandes temporada, como fueron Paquiti, Crespo, Vichino,
Berenguer y los hermanos Panaderos, entre muchos otros.
Tras dejar una huella imborrable en el Imperio, Luis Márquez
dio el salto a la Agrupación Deportiva Ceuta y,
posteriormente, a la Asociación Deportiva Ceuta, de la que
fue directivo y ejerció de delegado, dejando nuevamente un
huella en el club y en las personas que formaron parte de él
imposible de disipar. Como gran aficionado al fútbol que
fue, y con su trabajo e implicación como estandartes, Luis
Márquez se ganó pronto no sólo el cariño de los que
trabajaban con él, sino también de los equipos rivales y
tríos arbitrales a los que recibía siempre con una sonrisa y
simpatía.
Así, partido tras partido y temporada tras temporada,
Márquez se hizo un nombre importante tanto en el fútbol
caballa como en toda la Segunda División B, forjándose
importantes amistades con jugadores, entrenadores y
directivos de los rivales a los que el equipo se iba
enfrentando. Un hecho que terminó por convertirlo en un
auténtico referente, un emblema característico del Ceuta tan
importante y significativo como el escudo que los jugadores
vestían en sus camisetas o la bandera de la ciudad a la que
representaba.
El amor que siguió profesando durante toda su vida por el
fútbol ceutí, y el gran respeto y cariño que este siempre le
tuvo, hizo que Luis Márquez volviese a ejercer esta
temporada como delegado del Ceuta, viviendo desde dentro y
como parte importante del club su lucha por regresar a la
categoría en la que el fútbol caballa merece tener un
representante. Un regreso que, el día que se logre, seguro
que se le dedicará a este hombre de fútbol al que ayer se le
despidió en un sentido homenaje en el cementerio de Santa
Catalina.
Fueron muchos los asistentes que no quisieron perderse el
último adiós a uno de los grandes emblemas del fútbol
caballa, por lo que no faltaron los recuerdos de las muchas
vivencias y anécdotas vividas por Luis Márquez por los
diferentes campos del territorio nacional y que lo
acompañaron durante sus más de treinta años que acompañó a
los equipos ceutíes. Todos ellos coincidieron en que la de
Luis Márquez Montoya ha sido una pérdida muy importante no
sólo como compañero y amigo, sino también para todo el
deporte ceutí.
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