Las calles colidantes al Brull se han convertido en zonas
“insalubres” donde los transeúntes tienen que esquivar a
diario excrementos y orina de perros. Los vecinos denuncian
esta situación y piden que los baldeos también lleguen a esa
zona y no se queden “sólo en el centro”. Y es que, los
alrededores del acuartelamiento están más degradados cada
día.
Los alrededores del acuartelamiento del Brull se han llenado
de excrementos de animales y los vecinos denuncian la
insalubridad de las calles, por donde a diario pasan decenas
de niños. Además, los residentes de esta zona lamentan que
el baldeo por parte de los encargados de la limpieza “no
pase de la plaza Azcárate”. Aunque esta zona está atendida
por los barrenderos, los camiones de baldeo no pasan por
calles como Juan I de Portugal o la Cortadura del
Valle.Además, este servicio de limpieza está limitado a días
de entre semana.
A diario decenas de niños pasan por esta zona camino del
estadio Martínez Pirri o de vuelta del colegio y es
imposible transitar sin pisar excrementos o ‘pis’ de perro.
Además, el mal olor se está haciendo habitual en estas
calles. Los vecinos se muestran indignados con esta
situación y se sienten perjudicados respecto a los de la
zona centro o el Paseo de la Marina, por donde los camiones
de baldeo pasan a diario. Por ello reclaman más atención
para esta zona y que el baldeo también llegue al Brull. Los
residentes insisten es que es necesario limpiar mejor estas
calles que ya muestran un aspecto muy degradado. Y es que,
todas las esquinas aparecen marcadas, y a veces son los
propios vecinos los que se ven obligados a limpiar la vía
pública para evitar tener que pisar los excrementos o los
charcos que dejen los animales. Además, lamentan que los
propietarios de los canes dejen los ‘regalos’ de sus
animales en las calles y no los recojan con bolsas como es
obligatorio.
El aspecto de esta zona está descuidado, sobre todo después
de que el Hospital de la Cruz Roja cerrara sus puertas
debido a la inauguración del Hospital Universitario. Además,
el mobiliario urbano también es maltratado. Los bolardos
aparecen y desaparecen de las aceras y cuando están en ellas
los rastros de micciones son evidentes en cada uno de ellos.
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