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OPINIÓN - VIERNES, 31 DE MAYO DE 2013

 
OPINIÓN / COLABORACION

Es sorprendente

Por Ignacio Azcoitia Gómez


Que vivimos tiempos difíciles es innegable. La situación es crítica, tanto desde el punto de vista económico, como desde el punto de vista social. Por un lado la continuidad de la crisis económica, eleva los datos del desempleo y mantiene nuestra economía con unos valores de inversión, consumo, déficit, deuda, etc , muy lejos de los que serían los más adecuados para que España y los españoles tuviéramos una visión más optimista de cara al futuro. Por otro lado existe una tensión social evidente derivada, del impacto en las personas, de la crisis económica y del fenómeno de la corrupción. Los diferentes casos de corrupción que se van conociendo, suelen haber sido denunciados por los medios de comunicación, generalmente los medios escritos, y suelen afectar a partidos políticos, empresarios, directivos de empresas, artistas, familia real, etc. Muchos de ellos se politizan cuando pasan a los juzgados y sirven de arma arrojadiza entre partidos políticos de diferente signo. Suele ser un espectáculo poco edificante, las tertulias de radio y televisión donde se ve con frecuencia a los contertulios que justifican o atacan a los imputados en función de la tendencia ideológica del medio que representan.

Los motivos que suelen estar detrás de estos casos de corrupción son variados: tráfico de influencias, regalos, en especie y dinero, con la finalidad de conseguir contratos y concursos públicos, utilización fraudulenta de dinero público, etc.

En definitiva no hay día que no veamos en la televisión o escuchemos en la radio una noticia o una tertulia relacionada con estos hechos, de tal forma que nuestra sociedad se ha acostumbrado a vivir con el constante repicar de este tipo de información, que supone un escándalo tras otro, haciendo nuestra conciencia especialmente sensible a este tipo de situaciones. Esto supone a su vez las tertulias en los trabajos, bares, en el seno de las familias, etc, donde todos nos convertimos en contertulios y criticamos sistemáticamente a los banqueros, artistas, empresarios, políticos, etc.

Sin embargo no siempre es así. En los últimos días se ha publicado la noticia del fichaje de un futbolista, por uno de los denominados equipos grandes de primera división, por la asombrosa cifra de 50 millones de euros. Otro de los grandes ha anunciado a bombo y platillo un nuevo proyecto deportivo con grandes fichajes y no solo de futbolistas sino también de directivos. Puede que haya habido comentarios en las tertulias, pero confieso que yo no he escuchado ni una sola crítica a los citados fichajes, lo cual me parece sorprendente.

Puede nuestro país asumir estos fichajes? pueden los equipos de futbol profesional seguir jugando a nuevos ricos como si nada estuviera pasando a su alrededor?

Cuando se habla un día y el siguiente de congelar los salarios de los trabajadores y limitar los del personal directivo y sus millonarias indemnizaciones. Cuando constantemente se habla de la necesidad de ahorrar y gestionar con mayor eficiencia ante un mundo que puede estar cambiando su esquema de sistema productivo, insisto, puede el futbol seguir como si no fuera con él todo lo que está ocurriendo a su alrededor?

En mi opinión, esta situación tiene muy poco sentido y su sostenibilidad en el tiempo está condenada al fracaso. Y ello por un doble motivo, por un lado la inmoralidad que supone en términos comparativos respecto al resto de ciudadanos, por otro lado por la propia falta de viabilidad económica en el tiempo de esta situación.

Personalmente creo que es una inmoralidad en términos absolutos manejar estas cifras de fichajes en estos tiempos de crisis, pero la inmoralidad se convierte en drama nacional cuando resulta que la situación económico-financiera de la mayoría de los clubs de futbol profesionales en España está próxima a la quiebra, ante la imposibilidad de hacer frente a las deudas contraídas con los bancos, y sobre todo con Hacienda y la Seguridad Social. Y esto es así, sobre todo por la imposibilidad de generar los ingresos necesarios que permitan financiar los abultados fichajes del futbol español. Aparecen también noticias relacionadas con la corrupción en el futbol, sobre todo derivado del posible amaño de partidos o del doping de algunos de sus deportistas.

Sin embargo estas noticias no suelen llegar a mayores, bien por que demostrar estos hechos, si es que existen, es particularmente difícil, bien porque nuestra sociedad no quiere que se cambie nada del futbol. Este deporte se ha convertido con el paso del tiempo en una necesidad vital para los ciudadanos que les permite evadirse de los problemas y vivir cada domingo dos horas de pasión y fervor. Por algo dicen que los estadios de futbol hoy tienen una función equivalente a las catedrales de la Edad Media, lugar de encuentro y reunión de la sociedad, sin distinción de clases y unidos por una idea común, que gane el equipo de tus amores.

En definitiva el paralelismo entre la crisis de la economía española y la crisis del futbol español es tan importante que nuevamente me hace reflexionar sobre el título de este artículo. ES SORPRENDENTE que la sociedad española y sus medios de comunicación sean tremendamente sensibles con la crisis y la corrupción y sin embargo pasemos de puntillas sobre la situación del futbol, sus deudas, sus aparatosos fichajes y su viabilidad en el tiempo.
 

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