Ni el pretexto de eliminar duplicidades e ineficiencias ni
la austeridad pueden hacerse con procedimientos que no se
ajusten a la ley. No es posible que las sociedades
mercantiles dependientes de la Ciudad pasen en el proceso de
integración a Organismos Autónomos manteniendo sus Convenios
Colectivos, porque habrían de acoplarse al régimen de
personal laboral de la Administración local y constituir una
uniformidad de salarios y acogerse al Convenio de la Ciudad
Autónoma de Ceuta.
Por otra parte, en cuestión de categorías, es muy difícil
–por no decir ilegal-, que se equiparen trabajadores de
sociedades municipales con personal laboral de la
Administración local que han accedido por
concurso-oposición, ya que el cambalache que se hizo con
Servicios Tributarios en su día, para convertirlo en
Organismo Autónomo, fue un enjuague en el que los sindicatos
silenciaron una situación en la que se equiparaba a personal
contratado con personal laboral del Ayuntamiento. No dijeron
ni pío y nadie fue al Juzgado.
De manera que, lo que era un organismo de recaudación
externo a la Ciudad Autónoma de Ceuta con unas funciones muy
específicas, se convirtió en Organismo Autónomo por esas
florituras que convierten nuestra Administración local en un
verdadero coladero en la que los frecuentes contratos por
“obras y servicios” llevan a convertir en fijos a muchos
trabajadores con la anuencia de quienes emprenden la
ilegalidad inicial y luego traducen el clientelismo político
en favores pagados con puestos de trabajo. La puerta de
atrás en el Ayuntamiento es un coladero tremendo.
El silencio de los sindicatos en el Plan de reestructuración
del sector público de la Ciudad Autónoma de Ceuta, solo se
entiende desde la complicidad para compartir con el Gobierno
responsabilidades en un procedimiento que no se ajusta a la
ley y que únicamente pretende un lavado de imagen para el
Gobierno de Juan Vivas, ante las continuas llamadas de
atención realizadas desde Madrid, ya que en otras
comunidades autónomas sí se están llevando a cabo reajustes
importantes en este sentido. Aunque siempre se apela a las
singularidades de Ceuta, lo cierto es que se quiere
“adelgazar” el sector público de las sociedades municipales,
para dar sensación que hay ahorro sin explicar dónde.
La justificada cuestión de la movilidad funcionarial es un
asunto nimio, porque en este tema de lo que se está hablando
siempre es de dinero, de ahorro de dinero y
subsidiariamente, el factor de puestos de trabajo
redistribuidos. Por ello, si no hay ahorro económico, la
disponibilidad de empleados es mera anécdota.
No se entiende que el personal de las sociedades se integre
en sus condiciones actuales en los organismos autónomos, con
su misma organización y convenio colectivo, (como expresa el
documento entregado a los sindicatos) ya que supondría un
verdadero galimatías y contradice la mencionada integración,
ya que si mantienen su “status” ¿dónde está la integración?
Y si se mantienen los convenios colectivos, ¿dónde está la
unificación que se busca? Otra cosa será que, a medida que
vayan venciendo la temporalidad de los Convenios se haga un
Convenio único, donde se reagrupen a todos los Organismos
Autónomos. Sin embargo, a efectos, jurídicos y legales, esta
cuestión entraña más dificultades de las que, aparentemente,
no se especifican. La anuencia sindical no tiene rango de
ley. Tal vez, sí de complicidad y silencio, pero no de
legalidad a carta cabal.
El silencio que se ha demandado a los sindicatos desde el
Gobierno local, el sigilo sobre esta cuestión, no parece a
primera vista un síntoma de confianza ni una prueba de
satisfacción para los empleados públicos de las sociedades
municipales que se encuentran en un marasmo de dudas, con no
pocas interrogantes sobre su futuro y lo que se quiere hacer
de su destino laboral. Los delegados sindicales no se han
reunido con su gente. Se desconoce a qué esperan. Tal vez a
una Mesa General en la que unifiquen criterios, pero
mientras, el empleado público se cuestiona tantas cosas
sobre su futuro que tanto silencio, más que beneficiar,
perjudica.
La Ciudad ha despachado en tres folios y medio un borrador
para el estudio de los sindicatos y éstos, lo han guardado
como un preciado tesoro. Los destinatarios lo han conocido a
través de este periódico y, de momento, nadie dice ni pío.
Muy al contrario, algún sindicato se ha mostrado contrariado
por la publicación de este documento “secreto”.
Bueno sería que la luz y los taquígrafos surgieran para
despejar dudas, aclarar situaciones y contarnos la verdad
sobre este asunto de tanta trascendencia que parece querer
llevarse a hurtadillas.
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