Es a quienes se dirige el Papa,
desde la ventana de su despacho, en la Plaza de San Pedro. Y
desde allí con las mismas palabras y con los mismos deseos
se está dirigiendo a Roma y a cualquiera de los pueblos, por
muy alejados que estén y tengan la cultura que tengan.
Ni que decir tiene que, aunque los deseos siempre sean
buenos, por parte del Sumo Pontífice, no siempre se
entienden y se aceptan de buen grado, por todos los pueblos
de la humanidad, con lo que, hay veces que, las palabras del
mismísimo Papa causan desencuentros en determinadas
circunstancias del mundo.
Y esto proviniendo del Papa, que si viene de otras partes
habrá que analizarlo, en profundidad, para comprender el
auténtico sentido de lo dicho, especialmente cuando se juega
con una doble moral como, en más de una ocasión, hemos
detectado en altos cargos eclesiales, naturalmente, siempre
por debajo del Papa.
En estos momentos, ardo en deseos de conocer la homilía de
monseñor Sistach, en el día del Corpus Christi, o día del
Señor que se decía antes, y ardo en deseos de conocer esa
homilía para ver si se adecua a los momentos actuales, o si
hay en ella esa doble moral de “haz lo que yo digo, pero no
hagas lo que yo hago”.
Y todo viene a cuento de aquellas palabras, para mí
insultantes, que dirigió hacia el equipo del Real Madrid o a
su presidente, cuando hace tres o cuatro años fichó el
Madrid a Cristiano Ronaldo y pagó por él lo que pagó, mucho
dinero, es cierto.
Claro está que los tiempos corren y “a cada... le llega su
San Martín” que diría el otro, y ahora, en un equipo que le
es más familiar al monseñor, en cuestión, se acaba de
contratar a otra estrella del balompié, por el que, como no
podía ser de otra forma, se pagará un dineral, salvo que por
influencia de Sistach y con el milagro de alguno de sus
santos predilectos viniera gratis, cosa que no se va a dar.
La cuestión económica ahora mismo y cuando se fichó a
Cristiano Ronaldo, por parte del Madrid, es muy parecida,
posiblemente sea peor hoy que entonces y el Barça, eso que
es más que un club, no ha tirado de falsa moral y ha fichado
a Neymar. ¿Se ha enterado de esto monseñor Sistach?. ¿Va a
hacer alusión a “este despilfarro” el monseñor en una
homilía de estos días, por ejemplo en la del día del Corpus
Christi?.
Con todos los respetos para Sistach, las cosas ahora se le
tienen que complicar, porque si ataca tan furibundamente al
Barça de sus amores, como atacó entonces, una parte muy
importante del barcelonismo y el catalanismo se le va a
echar encima, por no haber alabado y bendecido el refuerzo
de su Barcelona. Si, por el contrario, no dice nada y lo da
por bien hecho, para otros muchos millones de españoles,
sean futboleros o no lo sean, estará mostrando su hipocresía
y su falta de seriedad, o lo que hemos dicho, ser partidario
de “hacer lo que yo digo, pero no hacer lo que yo hago”.
La Iglesia, en este caso un miembro destacado de ella, que
incluso pudo haber sido elegido Papa, afortunadamente no lo
fue, debe dar la talla, especialmente cuando opina sobre las
conductas de los demás que deben ser todos por igual en el
más amplio sentido de la frase urbi et orbi.
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