La celebración en nuestra ciudad
de las IV Jornadas Jurídicas suponen la consolidación de una
iniciativa que reúne en Ceuta a la cúpula del Consejo
General del Poder Judicial y a los magistrados más
relevantes de la Justicia española. Destacados profesionales
cuyas aportaciones por su nivel de conocimientos y
experiencia, conforman una élite muy notable ya que se
ocupan de los asuntos judiciales de mayor dimensión de
nuestra sociedad o, al menos, los que son de un notable
calibre judicial y de una mayor dimensión mediática por su
calado en nuestra sociedad.
Un sistema judicial, a veces cuestionado, por la
politización en las designaciones, como bien reconoció ayer
el presidente del Tribunal Constitucional, cuando se refirió
en su comparecencia de prensa, al decir que es un sistema
muy abierto con porcentajes que corresponden a las dos
Cámaras legislativas, al Gobierno y a la Judicatura. Sin
embargo, ese halo de politización no es fácil aislarlo de un
poder que, por mandato legal y constitucional ha de ser
independiente. Relevantes causas judiciales se han visto
salpicadas de matices políticos, porque también la política
no le es ajena a los jueces, como igualmente ha reconocido
Pascual Sala, al afirmar que aquéllos interpretan las leyes
en función de su ideología.
La ideología en los jueces es equiparable a la objetividad
en los periodistas: desde el mismo momento en que hay que
posicionarse sobre un hecho, se deja de ser independiente
porque influyen los principios, la mentalidad, la formación
y todo un cúmulo de cuestiones que no pueden aislar ni al
juez ni al periodista como si fueran entes puros, sin
mácula, asépticos. Lo que sí hay que pedirles a unos y a
otros, es integridad y honestidad.
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