A partir de Helenio Herrera
los entrenadores fueron respetados en España, adquirieron
poder y consiguieron equipararse en dinero a los futbolistas
más encopetados. El Mago supo imponer su carácter por encima
de jugadores, periodistas, aficionados y directivos. Lo cual
le granjeó la antipatía de los medios. A los que no dudó en
poner en su lugar descanso.
En mi memoria prevalece lo bien que me hablaron en su día
Manolo Ruiz-Sosa y Juan Segarra de HH. Los dos se
deshacían en elogios hacia un técnico singular. Aunque ambos
disentían de cómo tan grande entrenador conseguía estimular
a sus hombres.
Lo de los estímulos es asunto que no conviene airear. Porque
los deportistas han tratado siempre de rendir al máximo aun
a costa de exponerse a vivir situaciones desagradables en
todos los sentidos.
Helenio Herrera fue, cambiando lo que haya que cambiar, lo
más parecido a José Mourinho. El cual ha demostrado
que es uno de los mejores entrenadores que hay actualmente
en el fútbol mundial. Tan grande como para no pararse a
pensar en la grandeza del Madrid. Un tópico del que los
verdaderos madridistas se hacen tirabuzones con él.
La grandeza del Madrid consiste en no propiciar que los
futbolistas desobedezcan las órdenes impartidas por
Vicente Del Bosque en su momento. Cuando las figuras del
equipo se reían a mandíbula batiente de su forma física y de
su falta de valor para cortar de raíz los caprichos de una
plantilla que le tenía perdido el respeto.
La grandeza del Madrid consiste en que Hierro y
Helguera no se dirigieran a Iker Casillas
acusándole de chivato de la prensa cuando éste le contaba a
Alfredo Relaño, director del Diario As, cuanto
acontecía en el vestuario del Madrid.
La grandeza del Madrid consiste en que las alineaciones las
haga el entrenador y no cualquier futbolista de la plantilla
que esté dirigido por los medios de la capital. De una
capital donde el número de tontos es mucho mayor que la de
cualquier capital de provincias. Cuando hablo de tontos me
estoy refiriendo a los periodistas.
José Mourinho fue fichado por el Madrid para que tratara de
poner fin a una situación lamentable y que estaba
menoscabando el prestigio de la Casa Blanca. Y lo primero
que hizo es prescindir de Jorge Valdano. Argentino
tan empalagoso como enemigo acérrimo de todos los
entrenadores con posibilidades de triunfar en la Casa
Blanca.
Y a partir de ese momento principió el martirio de Mourinho.
Se echó encima al Grupo Prisa donde residen argentinos
capaces de vender una burra por lo que ellos dicen y no por
lo que vale. Martirio que se agravó cuando el portugués se
dio cuenta de lo que era Casillas: un muchacho manejado por
una mujer y por la publicidad de unas empresas que han
pagado para que juegue aunque pegue petardos todos los días
y fiestas de guardar.
El señorío del Madrid, tras la marcha de Mourinho, lo
tendremos aceptando que las alineaciones las tienen que
hacer entre Iker Casillas y Sergio Ramos. Mediante la
bendición de Vicente del Bosque. Quien no cesa de criticar a
José Mourinho. Y hasta se ha atrevido a decirnos que
Casillas será titular con él en la Copa Confederaciones. Ay,
las comisiones de la publicidad. Día llegará, pues, que nos
enteremos de cómo las empresas que patrocinan los partidos
exigen que jueguen ciertos jugadores. De hecho, el
seleccionador nacional ya ha dicho que Casillas será titular
con él. ¡Qué vergüenza, señor marqués!
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