Manda “huevos”, que dijo aquél en
la Presidencia del Congreso de los Diputados, y todos contra
Mourinho, por no haberse doblegado, desde el primer día a
los caprichos de ciertos sectores de la prensa que tienen
por norma mangonear para poner o quitar técnicos, según sus
propios intereses o los de sus chivatos.
Con el portugués, en eso no han podido, y si se va, se va
como todo un hombre, sin haberse doblegado a las memeces de
ningún medio.
Con todo, Mourinho tiene contrato y lo mejor que podría
hacer es cumplirlo, mal que les pese aciertos, muchos,
medios y a otros niñatos, muy bien pagados y supermimados,
por aquellos que, de vez en cuando, reciben alguna de las
confidencias, de dentro o de los alrededores.
La temporada para el Madrid ha sido mucho peor de lo que se
esperaba, pero si hacemos un recorrido, desde el mes de
septiembre, veremos como “el infalible” en más de una
ocasión falló y los puntos se han quedado en el camino.
Ahora mismo, la idea que hay en el mundo futbolístico de
España es que el entrenador se irá, pero la pregunta puede
ser doble ¿Y si no se va?, y si se va ¿En qué situación
quedará todo el Madrid con unos niñatos bien pagados, muy
mimados y que tratan de ser ellos los que manden?.
Los que ya hace tiempo hemos pasado de los cincuenta años e
incluso de los sesenta, y que conocimos al auténtico
patriarca del Madrid, D. Santiago Bernabéu, no podemos
olvidar que, en su día, nada más y nada menos que Alfredo Di
Stéfano salió del Madrid y la entidad siguió existiendo.
Entonces el jugador jugaba, el espíritu del Madrid es cuando
se forjó y el técnico era el que dirigía los entrenamientos
y hacía las alineaciones según su criterio y leal saber y
entender.
Hoy parece que cuatro niñatos pueden intentar que una gran
institución se tambalee por sus caprichos y monerías, con lo
que Florentino Pérez bien haría en apoyar hasta el último
instante al técnico y que los que tienen contrato lo cumplan
o vayan con el dinero de la cláusula de rescisión y se
busquen algo mejor.
Si ahora, después de perder la final de la Copa, la
directiva del Madrid apoya a los niñatos caprichosos, que no
son más de tres, habrá firmado su hipoteca para siempre.
Hace tres años, en sus últimos tiempos como jugador del
Madrid, Raúl tenía su peso en la entidad. Llegó su final,
cobró lo que tenía que cobrar, se fue, las cosas le han ido
bien y en Chamartín, ni los más nostálgicos piensan que
debiera haberse quedado más tiempo.
Lo de ahora, con otros tintes, es algo paralelo y que se
tenga que marchar un gran técnico, trabajador, honrado,
conocedor de su trabajo y dispuesto siempre a trabajar más y
más, porque unos “señoritos” recién enriquecidos hagan la
corte a ciertos sectores de la prensa para cargar contra el
técnico portugués, me parece, cuando menos, una indecencia
que un club serio no debe permitir.
La temporada de este año, en el Madrid, me ha recordado a
aquella primera en la que Di Stéfano entrenó al equipo y
quedó segundo en todo. Se ha llegado hasta arriba, pero no
se llegó a escalar en ninguna de las competiciones, hasta la
cima. En la Copa, lo último que quedaba, los postes tuvieron
la culpa, por tres veces, pero es que las porterías de
Chamartín siempre tuvieron postes.
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