La desaparición denunciada por la
familia de un quinto caso de otro residente en Ceuta captado
por la “yihad” con destino a Siria, pone de manifiesto que
el reclutamiento de individuos sigue latente y que las
Fuerzas de Seguridad españolas y marroquíes, han de actuar
en coordinación y colaboración, para desmantelar estos focos
de captación que son un germen peligroso para la sociedad de
ambos países por su componente terrorista y su reiterada
incidencia en esta zona que tanto nos afecta.
El último caso de un residente en Ceuta casado con una ceutí
y poseedor de un Número de Identificación de Extranjería,
denunciado por su propia familia en Ceuta y Castillejos,
abre un nuevo frente de investigación, con dos o tres casos
más sin confirmar que se unen a los cuatro casos anteriores,
de los que tres murieron el pasado verano y un menor fue
captado a primeros de este mes. Un panorama preocupante que
precisa el mayor celo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
Los especialistas en investigaciones de esta naturaleza, ya
anticiparon que nuestra ciudad, al igual que Melilla y las
zonas limítrofes como Tetuán y Nador, son puntos “calientes”
en la captación de individuos para el islamismo radical.
Casos denunciados por sus propias familias y captaciones que
se hacen de manera solapada en actividades de reclutamiento
que se producen muy cerca de nosotros. Convertir Ceuta y su
entorno o Melilla y el suyo, en semillero de yihadistas es
una actividad peligrosa y preocupante. En estos casos, no se
habla de confesión religiosa sino de instinto asesino, de
objetivos sangrientos, de atentados y prácticas terroristas
de manera indiscriminada que ha de unir la lucha común
hispano-marroquí.
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