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OPINIÓN - DOMINGO, 12 DE MAYO DE 2013

 
OPINIÓN

Miscelánea semanal

Por Manuel de la Torre


LUNES 6.

Mabel Deu ha gozado siempre de mi estima. Hubo un tiempo en el cual nos tratábamos más. Hasta que yo decidí que quien escribe opinión debe guardarse muy bien de llegar a mantener relaciones amistosas con los políticos. Porque el afecto hacia ellos condiciona muchísimo a la hora de reprocharles malas actuaciones. No obstante, cuando nos cruzamos por la calle, de higos a breva, solemos saludarnos sin cortapisas. Y, cuando ello ha ocurrido, le he notado que está poseída por una tristeza infinita. Y que, como dice la canción, las rosas que había en su carita se le volvieron de porcelana. Por las preocupaciones. Según me dice alguien que está enterado de un asunto que le concierne a la consejera de Educación, Cultura y Mujer. Un asunto que se está estudiando para ver si existen más que indicios de metedura de pata por parte de la Administración local. En fin, no creo que sea conveniente adelantar acontecimientos. Lo que sea sonará. De cualquier manera, mi estima por Mabel Deu continúa. Aunque procuro mantenerla a distancia.

Martes. 7

Los martes suelo dejarme ver por los sitios más frecuentados de la ciudad para tomar algunas copichuelas. Como diría cualquier cursi que se precie de serlo. Y raro es el martes en el cual no me ponen al tanto de algo que pueda despertar mi interés. Hoy, cuando participaba en un corrillo, se me acercó un señor para decirme si le podía dedicar unos minutos. Y le dije que sí. Y allá que nos apartamos unos metros del bullicio y nos pusimos a pegar la hebra. Debo resaltar que era la primera vez que yo veía a la persona que me había abordado. Lo primero que me dijo es que si yo me acordaba de Elena Sánchez. Y le dije que muchas veces. Es más, añadí, cada vez que paso por sus jardines suelo dedicarle unas palabras. ¿Se acuerda de cuándo falleció? La pregunta de mi interlocutor me sorprendió. Y, tras unos momentos de duda, le respondí: mire usted, dado que dos días antes de su muerte estuvo conmigo desayunándose en una cafetería cercana al Ayuntamiento, para pedirme que no publicara una entrevista que yo le había hecho el día anterior, así como para saber si yo aceptaría, llegado el momento, ser asesor suyo de no sé qué, puedo acordarme de que Elena Sánchez falleció un día de mayo, del año 2006. ¿Pero a qué viene esta pregunta?... Y el hombre fue al grano: la pregunta es para saber por qué usted no ha dicho todavía qué cargo del gobierno local la estuvo acosando durante mucho tiempo para tratar de desquiciarla y aburrirla. Ni que decir tiene que respiré hondamente, antes de contestar, y tras la pausa, me expresé de esta guisa: si digo todo lo que me contó Elena Sánchez de ese sujeto, cargo político del gobierno local, entonces y ahora, y de cómo la maltrataba de palabra, mediante la complacencia de nuestro alcalde, podría estar acusándolo de la fatalidad sufrida por una mujer que me contó, dos días antes de aparecer muerta en la habitación de un hotel madrileño, el daño que le estaba causando un tipo sin escrúpulos y que… bueno, no quiero extenderme más. De momento.

Miércoles. 8

Me tropiezo en la plaza de la Constitución con un militante del Partido Popular, de los más antiguos, si no el que más, y nos ponemos a charlar. Él trata de sonsacarme acerca del ‘caso Urbaser’. Y de los problemas que semejante denuncia le está acarreando a este periódico. Y no tengo el menor inconveniente en contarle la versión de los hechos que yo vengo viviendo. Y, desde luego, ambos estamos de acuerdo en que la actuación del alcalde está dejando mucho que desear. De pronto, el militante popular, que ha ocupado cargos en el gobierno, quiere saber si es cierto lo que se ha dicho de la Federación de Fútbol de Ceuta y de Viajes Trujillo. Y le digo que sí. Que día llegará en el cual se sepa toda la verdad de un asunto que huele a sentina. Y es entonces cuando mi interlocutor me pone al tanto de cómo se vio precisado a dejar a la agencia de viajes de toda su vida porque alguien le dijo que había que ir a la agencia del alcalde por obligación. ¿Cuál es la agencia del alcalde?, pregunté. Y entonces me dijeron que era Viajes Trujillo. Incluso me hablaron de ciertas acciones y no sé qué más… ¿Sabes tú algo de eso, Manolo? Juro que no dije ni pío. No tocaba. Tiempo habrá.

Jueves. 9

No recuerdo si José María Campos Martínez ha pasado ya por la miscelánea ni tampoco me voy a molestar en comprobarlo, pues que no me importaría la repetición, ya que si alguien se merece figurar nuevamente en está página es él. Por muchas y variadas razones. Y la principal es que lleva ya muchos años haciendo muchas cosas a la vez y, además, casi siempre bien. José María, hombre de leyes y de letras y gestor empresarial, que queda mejor que empresario sin más, suele llevarse de calle a los periodistas en cuanto se acercan a él para entrevistarle. Y lo hace regalándoles el oído: “A mí lo que más me hubiera gustado es ser periodista”. Y los chicos de la tribu se sienten halagados hasta el extremo de hablar de él con verdadera devoción. Lo cual, entre otras cosas más, ha hecho posible que nunca haya dejado de crecer la aversión que Juan Luis Aróstegui siente por José María. Tirria que nunca ha disimulado. Incluso me consta que le ha dicho muchas veces a Rafael Montero que cómo le era posible mantener tan buenas relaciones con ese racista de Campos y otras lindezas malsonantes. De racista ha calificado el secretario general de CCOO al empresario Campos. Por haber despedido a una empleada que llevaba 18 años trabajando en su empresa. La mujer, ceutí, de origen marroquí, puede haber sido despedida improcedentemente, o no. Que así lo dirá el juez de lo social. Pero no creo que, después de 18 años perteneciendo a la empresa, sea ahora cuando el señor Campos se haya dado cuenta de que él no puede soportar a esa empleada por ser mora. Tal y como lo ha denunciado Aróstegui. (Ah, el tal Aróstegui va diciendo por ahí que él no tiene nada en contra de este periódico. Que su odio está centrado en mí. Porque yo he escrito no sé qué de su nieta… El Fulano, además de mentiroso, es un cobarde de tomo y lomo. Por escudarse en esa patraña).

Viernes. 10

Leo en este periódico que la titular del juzgado e instrucción número cinco ha ordenado a la Policía que investigue el ‘caso Urbaser’ tras incoar la causa. Ahora los agentes investigarán si los pagos indebidos a la anterior adjudicataria del contrato de limpieza son constitutivos de un delito de malversación de fondos públicos y, por supuesto, quienes estaban detrás. Pues bien, media hora más tarde recibo la llamada de alguien muy cercano a los gobernantes locales para ponerme al tanto de la impresión que ha causado la noticia en nuestro alcalde y los suyos. En principio, el informador me dice que la noticia, dentro del lógico acollonamiento existente por la petición de la juez, ha servido para que también estén convencidos de que la Policía de esta tierra terminará por hacer la vista gorda…, y aquí paz y después gloria. Así como suena. Lo cual no deja de ser un insulto para cuantos forman parte de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Máxime en momentos donde los españoles estamos más necesitados que nunca de creer en algo. Ya que los políticos, desacreditados en todos los sentidos, no ofrecen la menor garantía, sólo nos queda confiar ciegamente en la institución judicial y policial. Conviene, pues, que tanto la juez que instruye el caso como los dirigentes de la Policía Nacional, sepan lo que piensan los gobernantes locales. Y, desde luego, sería ya más que conveniente que los medios nacionales sean enterados de lo que está ocurriendo en Ceuta.

Sábado. 11

Es innegable que Yolanda Bel es muy agraciada físicamente. De ella se ha dicho siempre que sabe exhibir su palmito de mujer guapa y con buen aire. Así que muchos hombres, y me imagino que no pocas mujeres también, habrán suspirado por ella en alguna que otra ocasión y seguirán haciéndolo. No obstante, nuestra Yolanda, cuando era portavoz del gobierno, fue perdiendo lozanía a paso de legionario. Y a mí me correspondió advertirle de que mentir por sistema era lo más adecuado para que sus facciones fueran cambiando para mal. Y me apresuré a indicarle que su nariz se estaba convirtiendo en un apéndice que no encajaba ya en su cara. Que en su cara la nariz estaba alcanzando unas dimensiones grotescas. Y, claro, me hizo caso e hizo todo lo posible para que la sustituyera Guillermo Martínez. A quien le llaman ya Cyrano de Bergerac; pero nada más que por el narizón que luce, debido a las trolas que ha metido cada vez que le ha tocado referirse al ‘caso Urbaser’. Pues bien, Yolanda Bel, obligada por las circunstancias, ha salido a la palestra para meterse con José Antonio Carracao. Y ha tratado de hacerse la graciosa. Y se ha puesto en ridículo. Porque ella, créanme, podrá tener mucho garabato como fémina, que lo tiene, pero carece de gracia. Nadie es perfecto. Y, sobre todo, ha vuelto a exponer su nariz a las inclemencias de las mentiras. De volver a las andadas, mucho me temo que la cara se le va a descuadrar más que las cuentas relacionadas con los camiones amortizados. Que no son, sin duda alguna, “carracadas”. ¿Verdad, bonita?
 

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