LUNES 6.
Mabel Deu ha gozado siempre de mi estima. Hubo un
tiempo en el cual nos tratábamos más. Hasta que yo decidí
que quien escribe opinión debe guardarse muy bien de llegar
a mantener relaciones amistosas con los políticos. Porque el
afecto hacia ellos condiciona muchísimo a la hora de
reprocharles malas actuaciones. No obstante, cuando nos
cruzamos por la calle, de higos a breva, solemos saludarnos
sin cortapisas. Y, cuando ello ha ocurrido, le he notado que
está poseída por una tristeza infinita. Y que, como dice la
canción, las rosas que había en su carita se le volvieron de
porcelana. Por las preocupaciones. Según me dice alguien que
está enterado de un asunto que le concierne a la consejera
de Educación, Cultura y Mujer. Un asunto que se está
estudiando para ver si existen más que indicios de metedura
de pata por parte de la Administración local. En fin, no
creo que sea conveniente adelantar acontecimientos. Lo que
sea sonará. De cualquier manera, mi estima por Mabel Deu
continúa. Aunque procuro mantenerla a distancia.
Martes. 7
Los martes suelo dejarme ver por los sitios más frecuentados
de la ciudad para tomar algunas copichuelas. Como diría
cualquier cursi que se precie de serlo. Y raro es el martes
en el cual no me ponen al tanto de algo que pueda despertar
mi interés. Hoy, cuando participaba en un corrillo, se me
acercó un señor para decirme si le podía dedicar unos
minutos. Y le dije que sí. Y allá que nos apartamos unos
metros del bullicio y nos pusimos a pegar la hebra. Debo
resaltar que era la primera vez que yo veía a la persona que
me había abordado. Lo primero que me dijo es que si yo me
acordaba de Elena Sánchez. Y le dije que muchas
veces. Es más, añadí, cada vez que paso por sus jardines
suelo dedicarle unas palabras. ¿Se acuerda de cuándo
falleció? La pregunta de mi interlocutor me sorprendió. Y,
tras unos momentos de duda, le respondí: mire usted, dado
que dos días antes de su muerte estuvo conmigo desayunándose
en una cafetería cercana al Ayuntamiento, para pedirme que
no publicara una entrevista que yo le había hecho el día
anterior, así como para saber si yo aceptaría, llegado el
momento, ser asesor suyo de no sé qué, puedo acordarme de
que Elena Sánchez falleció un día de mayo, del año 2006.
¿Pero a qué viene esta pregunta?... Y el hombre fue al
grano: la pregunta es para saber por qué usted no ha dicho
todavía qué cargo del gobierno local la estuvo acosando
durante mucho tiempo para tratar de desquiciarla y
aburrirla. Ni que decir tiene que respiré hondamente, antes
de contestar, y tras la pausa, me expresé de esta guisa: si
digo todo lo que me contó Elena Sánchez de ese sujeto, cargo
político del gobierno local, entonces y ahora, y de cómo la
maltrataba de palabra, mediante la complacencia de nuestro
alcalde, podría estar acusándolo de la fatalidad sufrida por
una mujer que me contó, dos días antes de aparecer muerta en
la habitación de un hotel madrileño, el daño que le estaba
causando un tipo sin escrúpulos y que… bueno, no quiero
extenderme más. De momento.
Miércoles. 8
Me tropiezo en la plaza de la Constitución con un militante
del Partido Popular, de los más antiguos, si no el que más,
y nos ponemos a charlar. Él trata de sonsacarme acerca del
‘caso Urbaser’. Y de los problemas que semejante denuncia le
está acarreando a este periódico. Y no tengo el menor
inconveniente en contarle la versión de los hechos que yo
vengo viviendo. Y, desde luego, ambos estamos de acuerdo en
que la actuación del alcalde está dejando mucho que desear.
De pronto, el militante popular, que ha ocupado cargos en el
gobierno, quiere saber si es cierto lo que se ha dicho de la
Federación de Fútbol de Ceuta y de Viajes Trujillo. Y le
digo que sí. Que día llegará en el cual se sepa toda la
verdad de un asunto que huele a sentina. Y es entonces
cuando mi interlocutor me pone al tanto de cómo se vio
precisado a dejar a la agencia de viajes de toda su vida
porque alguien le dijo que había que ir a la agencia del
alcalde por obligación. ¿Cuál es la agencia del alcalde?,
pregunté. Y entonces me dijeron que era Viajes Trujillo.
Incluso me hablaron de ciertas acciones y no sé qué más…
¿Sabes tú algo de eso, Manolo? Juro que no dije ni pío. No
tocaba. Tiempo habrá.
Jueves. 9
No recuerdo si José María Campos Martínez ha pasado
ya por la miscelánea ni tampoco me voy a molestar en
comprobarlo, pues que no me importaría la repetición, ya que
si alguien se merece figurar nuevamente en está página es
él. Por muchas y variadas razones. Y la principal es que
lleva ya muchos años haciendo muchas cosas a la vez y,
además, casi siempre bien. José María, hombre de leyes y de
letras y gestor empresarial, que queda mejor que empresario
sin más, suele llevarse de calle a los periodistas en cuanto
se acercan a él para entrevistarle. Y lo hace regalándoles
el oído: “A mí lo que más me hubiera gustado es ser
periodista”. Y los chicos de la tribu se sienten halagados
hasta el extremo de hablar de él con verdadera devoción. Lo
cual, entre otras cosas más, ha hecho posible que nunca haya
dejado de crecer la aversión que Juan Luis Aróstegui
siente por José María. Tirria que nunca ha disimulado.
Incluso me consta que le ha dicho muchas veces a Rafael
Montero que cómo le era posible mantener tan buenas
relaciones con ese racista de Campos y otras lindezas
malsonantes. De racista ha calificado el secretario general
de CCOO al empresario Campos. Por haber despedido a una
empleada que llevaba 18 años trabajando en su empresa. La
mujer, ceutí, de origen marroquí, puede haber sido despedida
improcedentemente, o no. Que así lo dirá el juez de lo
social. Pero no creo que, después de 18 años perteneciendo a
la empresa, sea ahora cuando el señor Campos se haya dado
cuenta de que él no puede soportar a esa empleada por ser
mora. Tal y como lo ha denunciado Aróstegui. (Ah, el tal
Aróstegui va diciendo por ahí que él no tiene nada en contra
de este periódico. Que su odio está centrado en mí. Porque
yo he escrito no sé qué de su nieta… El Fulano, además de
mentiroso, es un cobarde de tomo y lomo. Por escudarse en
esa patraña).
Viernes. 10
Leo en este periódico que la titular del juzgado e
instrucción número cinco ha ordenado a la Policía que
investigue el ‘caso Urbaser’ tras incoar la causa. Ahora los
agentes investigarán si los pagos indebidos a la anterior
adjudicataria del contrato de limpieza son constitutivos de
un delito de malversación de fondos públicos y, por
supuesto, quienes estaban detrás. Pues bien, media hora más
tarde recibo la llamada de alguien muy cercano a los
gobernantes locales para ponerme al tanto de la impresión
que ha causado la noticia en nuestro alcalde y los suyos. En
principio, el informador me dice que la noticia, dentro del
lógico acollonamiento existente por la petición de la juez,
ha servido para que también estén convencidos de que la
Policía de esta tierra terminará por hacer la vista gorda…,
y aquí paz y después gloria. Así como suena. Lo cual no deja
de ser un insulto para cuantos forman parte de los Cuerpos y
Fuerzas de Seguridad del Estado. Máxime en momentos donde
los españoles estamos más necesitados que nunca de creer en
algo. Ya que los políticos, desacreditados en todos los
sentidos, no ofrecen la menor garantía, sólo nos queda
confiar ciegamente en la institución judicial y policial.
Conviene, pues, que tanto la juez que instruye el caso como
los dirigentes de la Policía Nacional, sepan lo que piensan
los gobernantes locales. Y, desde luego, sería ya más que
conveniente que los medios nacionales sean enterados de lo
que está ocurriendo en Ceuta.
Sábado. 11
Es innegable que Yolanda Bel es muy agraciada
físicamente. De ella se ha dicho siempre que sabe exhibir su
palmito de mujer guapa y con buen aire. Así que muchos
hombres, y me imagino que no pocas mujeres también, habrán
suspirado por ella en alguna que otra ocasión y seguirán
haciéndolo. No obstante, nuestra Yolanda, cuando era
portavoz del gobierno, fue perdiendo lozanía a paso de
legionario. Y a mí me correspondió advertirle de que mentir
por sistema era lo más adecuado para que sus facciones
fueran cambiando para mal. Y me apresuré a indicarle que su
nariz se estaba convirtiendo en un apéndice que no encajaba
ya en su cara. Que en su cara la nariz estaba alcanzando
unas dimensiones grotescas. Y, claro, me hizo caso e hizo
todo lo posible para que la sustituyera Guillermo
Martínez. A quien le llaman ya Cyrano de
Bergerac; pero nada más que por el narizón que luce,
debido a las trolas que ha metido cada vez que le ha tocado
referirse al ‘caso Urbaser’. Pues bien, Yolanda Bel,
obligada por las circunstancias, ha salido a la palestra
para meterse con José Antonio Carracao. Y ha tratado
de hacerse la graciosa. Y se ha puesto en ridículo. Porque
ella, créanme, podrá tener mucho garabato como fémina, que
lo tiene, pero carece de gracia. Nadie es perfecto. Y, sobre
todo, ha vuelto a exponer su nariz a las inclemencias de las
mentiras. De volver a las andadas, mucho me temo que la cara
se le va a descuadrar más que las cuentas relacionadas con
los camiones amortizados. Que no son, sin duda alguna, “carracadas”.
¿Verdad, bonita?
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