La caótica dinámica del INGESA en
materia de ceses y dimisiones en el año y medio que llevan
al frente de su responsabilidades tanto el director como el
gerente del área sanitaria y verdadero “verdugo” de este
dislate de ceses y dimisiones, Manuel Cabeza, sitúan a esta
institución en un panorama plagado de conflictividad, cuando
se produce el penúltimo episodio con la dimisión del
coordinador del 061, José Angel Reyes que se suma a la ya
larga lista de “afectados” por las ingerencias de Manuel
Cabeza, verdadero “exterminador” de cargos y personaje
siniestro que acapara el rechazo de un amplio sector
sanitario, además de los sindicatos.
La dimisión de José Angel Reyes, se produce pocos días
después de que conociéramos la utilización de la única UME
en el simulacro de seismo que provocó demorar las atenciones
de emergencias reales y la denuncia pública de esta anomalía
que provocó un serio peligro para la salud de muchos
ceutíes. Los casos precedentes de Milagros Contreras, Juan
Carlos Mata, Francisco Javier Avila, Antonio Ambrona asi
como los responsables de la unidad administrativa del Centro
de Salud de Otero, la jefe de urgencias del Hospital y la
coordinadora médico del centro de salud del Tarajal, son
integrantes de esa larga lista de “afectados” por las
intromisiones profesionales de Manuel Cabeza.
El INGESA se está convirtiendo en un polvorín donde la “caza
de brujas” y la falta de transparencia, sitúan en el ojo del
huracán a los profesionales sanitarios, a los sindicatos y a
los periodistas, cuando surgen situaciones de este tipo, en
las que se requiere la máxima transparencia y donde
prevalece el ocultismo y la persecución represora. Mala
salud informativa.
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