Mientras que se mostraba en pantalla a nuestro Coordinador
general, micrófono en mano, durante la manifectación del
Primero de mayo, cierto medio local audiovisual habló de
“líderes antisistema”. Desde el Frente Cívico Somos Mayoría
queremos pensar que tal etiqueta no fue puesta con mala
intención, pero sí que nos gustaría expresar nuestra opinión
acerca de este tipo de cosas, de este tipo de “detalles” que
calan en la opinión pública y sirven, intencionadamente o
no, para restar seriedad e importancia a cualquier tipo de
movimiento social que pretenda efectuar un cambio de rumbo
en las actuales políticas.
¿Qué significa ser antisistema? Realmente, a muchos de los
que formamos el Frente Cívico y nos involucramos en los
movimientos sociales, este adjetivo no nos molesta. O mejor
dicho, no nos molestaría. No nos molestaría si “antisistema”
significase estar en contra de un sistema corrupto que
indulta a banqueros delincuentes, que ha robado la soberanía
de los ciudadanos, que a través de instituciones como el
Fondo Monetario Internacional o el Banco Central Europeo
sirve de mecanismo de dominación de los poderosos sobre los
débiles, que recorta en Sanidad y Educación y niega
asistencia sanitaria a imigrantes mientras efectúa amnistías
fiscales que premian a los grandes defraudadores, que
rescata bancos mientras echa a familias estafadas a la calle
o que a través de los medios de persuasión inocula
diariamente a los ciudadanos el mensaje de que la injusticia
es necesaria y no hay otra alternativa. En ese caso, no
habría problema y orgullosos proclamaríamos a los cuatro
vientos que, efectivamente, somos antisistema. El problema
es que el mensaje oficialista ha conseguido que tal adjetivo
esté asociado a la violencia por la violencia, al vandalismo
vacuo, al grito absurdo, a la destrucción de los valores
democráticos y a veces, incluso, al terrorismo. Y no, no
queremos que se venda esa imagen a la ciudadanía sin antes
defendernos.
El Frente Cívico Somos Mayoría se basa en un programa con 14
puntos. Ninguno de esos puntos contradice ningún principio
constitucional, ni ninguna libertad civil, ni ningún derecho
fundamental. Muy al contrario, lo que pretendemos es que se
profundice en el desarrollo de los artículos que conforman
el documento del que nacen la mayoría de Constituciones
democráticas contemporáneas, el documento que toda persona
honrada y decente, con su ideología política personal,
seguro que apoya y secunda: la Declaración Universal de los
Derechos Humanos. Creemos que aplicando las políticas
actuales de la Troika es absolutamente imposible el
cumplimiento de dicho documento, por lo que, a través de
nuestra asociación, apelamos a la rebeldía y a la creación
de un contrapoder, a la creación de una Constitución
“material” que mediante la presión de las mayorías haga
posible el desarrollo de los derechos sociales recogidos en
la Constitución “formal”, papel mojado del que sólo se
cumplen aquellos aspectos que protegen los privilegios del
poder y que los dos principales partidos políticos no
tuvieron reparo en reformar para dar prioridad al pago de
una deuda ilegítima sobre los derechos básicos de la
ciudadanía. Los derechos civiles son indispensables, pero
también lo son los sociales, los que constituyen las bases
materiales que hacen verdaderamente posible el ejercicio
libre de los civiles. Creemos que la democracia es algo más
que su forma procedimental. Creemos que sin seguridad
laboral, sin justicia social y sin acceso a los derechos
sociales más básicos, la palabra “democracia” se convierte
en una democracia para ricos. Las peores aberraciones de la
historia no han sido producto de la desobediencia, sino de
la obediencia.
Pretendemos que todo aquel que comparta los puntos de
nuestro programa se una a nosotros, pues creemos firmemente
que sin la mayoría es imposible el cambio. Es esa mayoría
silenciosa que se queda en casa la que puede hacer posible
un giro de timón. A nadie se le pregunta cuál es su
ideología, ni a quién vota. Para unir a personas con una
visión del mundo similar en sus aspectos globales ya existen
los partidos políticos y nosotros no pretendemos sustituir
su misión de dar voz a las distintas ideologías. Quien esto
escribe tiene una ideología política concreta que expresa a
través de su voto y sus distintos actos y, a nivel personal,
no comparte el “ni de izquierdas ni de derechas” que
expresan ciertos partidos. Pero el Frente Cívico no es un
partido y no niega la existencia de derechas o izquierdas,
simplemente lanza unos puntos y deja que cada cuál considere
si los comparte o no, aparcando a un lado los prejuicios y
las diferencias. Pretendemos hacer hincapié en lo que une,
acaparar mayoría para unos mínimos de urgencia. Hablamos de
reforma fiscal para que los impuestos sean realmente
progresivos, de lucha contra el fraude, de poner los
sectores estratégicos de la economía al servicio del pueblo,
de cortar los privilegios de ciertas instituciones o de un
salario mínimo realmente razonable, entre otras cosas. Y
todo con el apoyo de autoridades económicas que confirman la
viabilidad del proyecto, que han colaborado en la
elaboración del programa. No sabemos si somos antisistema,
lo que sabemos es que somos demócratas.
|