Sin una visión global del mundo,
sin una idea clara, acertada o no, de los problemas que
producen hambre, miseria, violencia o injusticia es muy
difícil defender algo fervientemente, pues es probable que
los árboles no nos dejen ver el bosque. Me explico. Que una
persona le suelte un puñetazo a otra es un acto condenable.
Pero si ampliáramos nuestro campo de visión y viéramos que
el sujeto que propina el puñetazo está siendo atacado por un
número mayor de personas, veríamos que lo que está haciendo
realmente es aplicar su derecho a la legítima defensa. Se
está defendiendo de un ataque mayor. Tal vez, podríamos
discrepar con sus formas, tal vez podríamos pensar que algún
que otro golpe sobró o incluso podríamos pensar que nosotros
hubiéramos actuado de manera radicalmente distinta, pero lo
que no haríamos, seguro, sería condenarlo. Se trata de
analizar todo el contexto y no quedarnos en que una persona
ha pegado un puñetazo. Los que no tienen visión global y no
ven más allá de sus narices jamás apoyan nada, pues nunca
ven el conjunto, sino que se quedan en el puñetazo. O en el
mejor de los casos, tienden a repartir culpas. Yo no tomo la
fácil posición neutral. Yo, aunque tenga mil diferencias con
él, apoyaré al que se defiende frente al que ataca. Siempre.
Cuando se sabe que existen grandes potencias mundiales con
medios de comunicación a su servicio que mediante sabotajes,
financiación de golpes de Estado, planes de
desabastecimiento, bloqueos económicos, mentiras, asesinatos
y un sinfín de prácticas deleznables pretenden reventar los
procesos emancipadores de los pueblos para así seguir
esclavizándolos, el posicionamiento de una persona con
principios debe ser el de estar al lado de esos pueblos y
defenderlos, aun teniendo más simpatías por unos y menos por
otros. Eso no conlleva no tener diferencias. ¿Acaso una
persona que se opone a la invasión de Irak, Libia o Siria
debe ser partidaria de los Gobiernos de Irak, Libia o Siria?
No, simplemente se está oponiendo a un ataque injustificado.
Muchas veces, el rechazo al invasor se expresa mediante el
apoyo al invadido. Y en momentos en los que la guerra no se
hace con tanques, sino mediante la manipulación de la
opinión pública, el hacer público tu apoyo a ciertos países,
más que mostrar tus simpatías significa mostrar tu rechazo
hacia el imperialismo, hacia la manipulación de los medios y
hacia el abuso del pez grande sobre el pequeño.
En España, por ejemplo, hay una situación de abuso de
poderosos contra indefensos. La banca, gran culpable de una
crisis que ha dejado sin trabajo a millones de ciudadanos,
gobierna al Gobierno. Gente que por culpa de esa banca ha
perdido su trabajo y se ha quedado sin ingresos es puesta de
patitas en la calle por no poder pagar. ¿Qué significa estar
en contra de los desahucios y apoyar a la PAH? Pues estar en
contra del abuso de poder y en contra de las políticas
supuestamente “anticrisis” del Gobierno. ¿Se pretende que la
gente no pague? No, lo que se pretende es que las políticas
cambien y se lleven a cabo medidas para la creación de
empleo que permitan pagar a los que no pueden pagar, medidas
que según muchos economistas y especialistas en políticas
públicas son perfectamente viables con voluntad política.
Evidentemente, sin visión global lo único que se ve es a
gente echada de su casa por no pagar, es decir, a una panda
de sinvergüenzas que “han vivido por encima de sus
posibilidades” y ahora pretenden “vivir de gratis”. Y
mientras un parado dice eso, Emilio Botín se descojona. ¿Que
hay sinvergüenzas y aprovechados? Seguro. ¿Y dónde no?
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