Dónde están los ingleses?”, se preguntaban ayer los pocos
comerciantes que abrieron, en referencia a los alrededor de
1.600 turistas británicos del ‘Thomson Dream’, el barco que
hizo escala en Ceuta. Muchos de ellos -”al menos cuatro
autobuses”- se habían ido a Marruecos, otros se pasearon por
el Paseo de La Marina. Los pocos ‘valientes’ que se
atrevieron a transitar las calles céntricas se encontraron
con que la mayoría de los establecimientos estaban cerrados.
Sin embargo, de poco les sirvió a los que abrieron
permanecer en sus trabajos el ‘Día del trabajador’, según
ellos mismos explicaron a EL PUEBLO.
En ‘Marcos Joyeros’ proponen que, además de no llevárselos a
Marruecos, les organicen la excursión por Ceuta llevándolos
a las tiendas que están abiertas. Muchos de los que
decidieron abrir, viendo la situación, optaron por cerrar
por la tarde, cuando ya, además, ni siquiera habría turistas
ingleses pues se marcharon sobre las cinco de la tarde.
En algunas tiendas, como los bazares, “entraban, miraban y
se marchaban”. Entre las pocas compras que hicieron hubo
cosas prácticas: alguna crema solar, tarjetas de teléfono
para llamar al extranjero y poco más, como cajitas de
bombones o ambientadores. Otros optaron por descansar en los
bares. Los de ‘El Puente’, por ejemplo, pusieron entre
cervezas y cafés más de 50 consumiciones en pocas horas.
“Esta vez sí que se ha notado el barco, no como con los
rusos”, apuntaba el encargado. Otros hosteleros, aunque
reconocían que habían atendido a algunos turistas,
aseguraban que les perjudicaba que las tiendas estuvieran
cerradas. “Lo bueno es que alternen, vean tiendas y después
se tomen algo, pero al estar todo cerrado se enfadan y se
vuelven al barco”, decía Pedro, de la ‘tasca’ que lleva su
nombre. El comprador marroquí fue el que ‘salvó’ un poco la
jornada, según explicaron el algunas tiendas como ‘Súper
Roma’, aunque apuntaba que al ser festivo, sólo trabajaba
él. Otros, como Mariluz, de ‘Brasilia Regalos’, decía que
aunque no entrase nadie, abría por “la imagen” que de lo
contrario da la ciudad.
Mientras, algunos turistas lamentaban que aunque era una
ciudad muy “bonita y agradable” el hecho de que todo
estuviese cerrado les parecía “mal”. “No saben ver el
negocio, que nosotros podemos dejar dinero”, aseguraban
Edwards y Jennifer, dos londinenses.
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