PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
  

 

 

OPINIÓN - MARTES, 30 DE ABRIL DE 2013

 
OPINIÓN / ANALISIS

Pues eso. ¡Qué razón tenía Napoleón!

Por Alejandro S.


En una entrevista, la escritora y premio Nobel polaca Wislawa Szymborska, respondió a la pregunta del periodista de si la política está destrozando el lenguaje regalándonos una joya. “Siempre lo ha destrozado. El lenguaje de los políticos suele servir para ocultar y no para expresar pensamientos”.

No sé si Wislawa Szymborska tenía el placer de conocer a Guillermo Martínez, pero casi puedo asegurar que cuando se expresó en esos términos pensaba en el Portavoz del Gobierno de Vivas. Así se demostró ayer durante el debate en el Pleno sobre el ‘caso Ubaser’, con motivo de la interpelación realizada por el PSOE y la moción de urgencia presentada por Caballas, que fue, por cierto, mucho más dura y contundente en la exposición plasmada en papel que en su desarrollo parlamentario de la Asamblea.

Martínez, acostumbrado ya a mentir por sistema, no aclaró nada nuevo y se mostró faltón y amenazante hacia José Antonio Carracao, quien mantuvo su discurso, mientras su oponente tuvo hasta la desfachatez de insinuar que el sentido crítico de Carracao podía ser consecuencia de intereses espúreos y de que no se le ha concedido la permuta para venirse de Algeciras como funcionario, cuando ya el propio presidente de la Ciudad dijo que no había matices políticos. Cuando Guillermo Martínez recurre a bajezas de esta naturaleza, es que no está nada cómodo en el debate, donde perdió el talante y las formas con una actitud cobarde y vergonzosa.

Ante la ausencia de explicaciones, lo importante del debate de ayer fue que la oposición exige al Gobierno que asuma ya la petición de responsabilidades políticas. Ahí no hay fisuras entre Caballas y PSOE, porque estamos asistiendo a un espectáculo vergonzoso por parte del Gobierno para quitar importancia a 12 millones y medio de euros que son una losa muy pesada en cuestión de un mal uso que se les ha dado mediante pagos indebidos. Guillermo Martínez, en vez de tirar balones fuera o dar un lamentable espectáculo de falta de argumentos (al recurrir a bajezas dialécticas), lo que tenía es que haber aclarado de punta a punta, los interrogantes que se han venido planteando. Y máxime cuando un acta plenaria, les ha dejado al descubierto sus vergüenzas y que ha venido a demostrar que el Gobierno lo sabía, lo ocultó y mantuvo la situación.

Mentir por sistema puede sacar, en un momento dado del atolladero, pero no deja de ser una salida en precario, de emergencia, inconsistente y provisional. La verdad siempre resplandece y quien se encuentre instalado en la mentira, pronto es descubierto.

Pero la verdad es que a nadie puede sorprender la actitud del Gobierno durante la sesión plenaria de ayer. Ya lo decía Napoleón: “Si quieres solucionar un problema, nombra un responsable; si quieres que el problema no se resuelva, nombra una comisión”. Es decir, poco más o menos, que cuando un político tiene un problema y quiere resolverlo nombra a un responsable. Sin embargo, si tiene un problema pero no está interesado en que se aclare, designa una comisión. Gran verdad la del controvertido militar francés. De hecho, sobran ejemplos que le dan la razón, ya sea en las instituciones públicas, empresas, asociaciones ciudadanas e incluso en una “pacífica” comunidad de vecinos.

Varias décadas después, el humorista estadounidense, Fred Allen, argumentaba irónicamente que un comité es un grupo de personas carentes de preparación, nombradas por otras carentes de disposición, para hacer algo carente de utilidad.

¿Nombramos a los responsables y le echamos las culpas por no cumplir con sus cometidos? ¿O es preferible designar a una comisión para que tarde meses en redactar un informe y acabe por certificar una obviedad y media perogrullada?

Como repitió ayer Guillermo Martínez, el Gobierno de Vivas lo tiene claro y ha optado por crear una Comisión especial de Cuentas para resolver el ‘caso Urbaser’, así que ya se pueden imaginar ustedes el resultado.

Pues eso. ¡Qué razón tenía Napoleón!
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto