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OPINIÓN - MARTES, 30 DE ABRIL DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Apuntes de la sesión plenaria
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Confieso que una vez más me olvidé de que hoy había sesión plenaria. Por más que en esta ocasión, debido al ‘caso Urbaser’, me había hecho a la idea de verla por medio de la televisión pública. Pero ni por eso. Pues cuando quise darme cuenta y encendí el televisor ya llevaban los concejales discutiendo su buen tiempo.

En principio, creí que me había perdido lo más importante del orden del día: que era, como no podía ser menos, la reprobación del Gobierno por su “negligencia culpable” con Urbaser. Por parte de la coalición Caballas. Aunque tras llamar a quien vive pendiente de cuanto acontece políticamente en la ciudad, me dijo que todavía no se había afrontado dicho asunto.

Y, claro, decidí quedarme frente ante el televisor con el fin de empaparme de cómo Juan Luis Aróstegui dejaba a los populares más desairados que nunca. Ya que yo siento verdadera devoción por los tontos. Y, desde luego, no tengo el menor pudor en declararme fanático de los que, además de tontos, son manifiestamente útiles.

El tiempo pasaba y se hablaba de todo y nada de importancia, mientras yo esperaba impaciente el momento en el cual Aróstegui, arquetipo de tonto útil, les dijera a los populares impropios por cómo habían gestionado el contrato de la basura. Pero mi gozo en un pozo, y todas mis esperanzas, a paseo.

Tentado estuve de apagar el aparato y ponerme a leer. Mas cambié de opinión y me quedé escuchando atentamente lo que se decían unos a otros. Ni que decir tiene que pronto me percaté de las extraordinarias relaciones que mantiene Aróstegui, como principal dirigente de Caballas, con nuestro alcalde.

Ambos se entienden con la mirada. Incluso hubo un momento en el cual los dos se estuvieron mofando de la forma de expresarse del concejal de Medio Ambiente. Lo cual es signo inequívoco de que forman una pareja malvada. Lo de malvado se me ha venido a la mente porque fue lo que les dijo el tonto útil a los concejales del PP.

Lo hizo mientras criticaba no sé qué cuestión relacionada con la competencia de los Menores asumida por la Ciudad en su momento. Si bien es cierto que pronto reconoció que, desde hacía dos años, se venía notando una mejoría en el centro. Y dejó entrever que esa mejoría se debía a sus buenas relaciones con nuestro alcalde. Y dio explicación no pedida: “Lo dicho puede que me cueste el que alguien siga insistiendo en que yo me llevo la mar de bien con el PP”.

La mar de bien con los populares, no; usted, señor Aróstegui, se lleva únicamente bien con Vivas. Su amigo del alma y ambos, a su vez, amigos del editor del periódico añejo. Quien estaba sentado en primera fila sin perderle la mirada a nuestro alcalde. Ya hay que tener ganas… Por más que uno comprenda sus motivos.

El que parecía estar tocado de los nervios durante sus intervenciones fue Guillermo Martínez. Quien debería cuidar su nariz. Cuyo crecimiento imparable acabará ocasionándole problemas de espacio. Problemas de espacio y de estética. Al paso que va, si no rectifica, puede ser reo de sus propias trolas.

El portavoz del Gobierno pidió respeto a cada paso. Sin caer en la cuenta de que no puede ser faltado al respeto quien nunca lo tuvo. Y es que cuando se carece de talento para mentir, uno puede verse abocado a ser tenido por un individuo insignificante. En fin, que mañana podré opinar acerca de la reprobación de Caballas al Gobierno. Por el ‘caso Urbaser’. Que huele… Vaya si huele.
 

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