La reforma laboral ha cumplido un año completo de vigencia.
Una reforma que, no hay que olvidarlo, el Gobierno aprobó
sin diálogo con los interlocutores sociales, de forma
unilateral, y por la vía de urgencia, con el objetivo
declarado de frenar la destrucción de empleo e impulsar su
creación. En esos términos las centrales sindicales han
querido medir su eficacia. Y los resultados son evidentes y
quedaron perfectamente encuadrados en los datos ofrecidos la
pasada semana por la Encuesta de Población Activa (EPA).
Por eso la salida de la crisis, tal y como solicitan ambas
centrales sindicales, solo puede venir de la mano de un
“cambio de políticas”. Algunas declaraciones de los máximos
responsables de organismos e instituciones internacionales
parecen apuntar a un relajamiento de las exigencias
temporales del ajuste. En el caso de España, dos años más
para lograr un déficit del 3%. Este cambio de planteamiento,
de confirmarse, debe ser bienvenido, según los sindicatos,
aunque también lo consideran insuficiente.
“Es evidente que las políticas de austeridad han fracasado,
que con ellas no se va a poder superar la crisis”, resaltan
las centrales sindicales, las cuales consideran que esta
situación exige un acuerdo que debería tener como prioridad
el “empleo, empleo y empleo”, destacan, y atender la
situación de los dos millones y medio de personas en paro
que no reciben ningún tipo de ayuda y la de los 1, 9
millones de hogares en los que ninguno de sus miembros tiene
trabajo. “Cuanto más se tarde más sufrimiento habrá”,
subrayan tanto UGT cómo CCOO.
Para ello, las centrales sindicales instan al Gobierno a
convocar a partidos políticos y agentes sociales para entre
todos acordar una alternativa. “Hay alternativas viables”,
aseguran las centrales sindicales, las cuales apuestan por
la negociación, pero también advierten que si se ignoran, la
“gente las tiene que reclamar en las calles”, unas calles
que tienen que llenarse con miles de personas en el 1º de
Mayo.
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