La obsesión del Gobierno de la Ciudad desde que José Antonio
Carracao destapó el caso Urbaser ha sido desactivar el
informe del técnico de gestión contable, al que el propio
presidente le puso la vitola de “muy brillante”, aunque
siguiendo la fórmula de “a Dios rogando y con el mazo
dando”, es decir, elogiando algo que otro correligionario se
encarga de cuestionar. El portavoz y Consejero de Economía y
Hacienda, pronto se encargó, no sólo de desvelar identidad
del técnico sino de advertir que el Gobierno preparaba otro
informe, con una intención expresa, sin que hiciera falta
que lo dijera, de intentar enmendar la plana.
Hemos conocido los dos informes facilitados del Gobierno y
que no aportan nada. Un escándalo que estalló un martes,
saliendo al quite el Consejero de Economia y Hacienda para
decir que no se había pagado ni un euro de más de lo
expresado en el contrato con Urbaser, como primera versión
oficial, con los corifeos mediáticos de rigor botafumeiro en
ristre a todo trapo, agitado de manera vergonzosa y servil
la versión oficial. Los espaciadores de elogios, pronto se
encargaron de tratar de acribillar a Carracao con
calificativos poco edificantes y bastante soeces para ser
mentira lo que decía, según ellos. Es obvio que cundió el
nerviosismo.
Diez días después de iniciarse este episodio que ha
despertado verdadera alarma social, se reúne la Comisión
especial de Cuentas para no aportar nada nuevo bajo el sol.
El primer informe facilitado por parte del Gobierno es para
significar que no se ha gastado más de lo que dice el
contrato de Urbaser pero esa no es la cuestión. No se
especifica si ese dinero está o no bien gastado, porque se
ha seguido librando dinero de amortizaciones de camiones
cuando éstos ya estaban más que amortizados y nadie se
percató del “repago” ni exigió a Urbaser que, una vez
amortizados los camiones, según el contrato, había de
cambiar la flota comprando otros nuevos. Este matiz, queda
al margen y se minimiza ¿con qué intención?
Al Gobierno le cuesta reconocer que ha pagado 12 millones y
medio de euros indebidamente, el equivalente a 2.100
millones de las antiguas pesetas. Una cantidad sustanciosa
para no haber sido diligentes, celosos, cuidadosos,
estrictos y, sobre todo, responsables en su control.
El segundo informe aportado por Guillermo Martínez recoge
que, si se ha gastado dinero indebidamente, se puede
reclamar. ¿En qué quedamos? ¿Se ha gastado indebidamente o
no? El Gobierno juega al despiste y a liar la madeja. Pero
las evidencias no admiten dudas: pagos a Urbaser indebidos
sin hacer seguimiento alguno a proceso de amortizaciones.
Nadie sabía o no quiso saber la hora que era. ¿Cabe mayor
irresponsabilidad con dinero público?
Dos informes que no aclaran nada y que únicamente buscan
exculpar al Gobierno. Informes que no son capaces de rebatir
las aportaciones del técnico de gestión contable y que nos
sitúan en un escenario de hechos probados. Un episodio que
es alarmante en su procedimiento, pagando dinero que no
tenían que haber desembolsado y, ahora, la solución que
algún “iluminado” aporta es que se le reclame a Urbaser.
¿Qué necesidad había de reclamar judicialmente una cantidad
si las cosas se hubieran hecho bien?
El único mensaje que el Gobierno parece querer transmitir a
la ciudadanía es que ”falta dinero pero no se ha robado”.
Las cosas no pueden ser blancas y negras y todo lo
contrario, a la vez. Y aquí, el único objetivo parece ser
jugar la partida de ajedrez que dijo Carracao con un
movimiento donde “se enroque al rey Vivas” para no perder la
pieza. Lo peor del caso es que, como juego de inteligencia,
el ajedrez es una forma de agilizar la mente pero en la
cuestión que nos ocupa el asunto que está en juego no es un
pasatiempo; es el erario público y el dinero de los
contribuyentes, que no admite juegos ni bromas y es bastante
serio con la que está cayendo: alarmante tasa de paro,
pérdida de la paga extraordinaria de diciembre a los
funcionarios y empleados públicos, necesidad de viviendas de
protección oficial.... Ese pago indebido de 12 millones y
medio ¿no se podría haber aplicado en Planes de Empleo, en
hacer más viviendas, en no fastidiar las nóminas de los
empleados públicos, en no sacrificar con “recortes” a tanta
gente?
Menos mal que el caso Urbaser ha entrado en sede judicial y
será allí donde el Gobierno habrá de justificar los pagos
indebidos y si se dan o no por buenos esos pagos indebidos.
Se abrirán diligencias y se tratará de aclara una situación
que se quiere enmarañar en exceso.
Aquí no debería salvarse nadie. Ni el “rey” del ajedrez ni
el apuntador del teatro. Con tantísima frivolidad con los
dineros públicos, medio Ayuntamiento debería desfilar por el
Juzgado para explicarse. Algo que durante diez años ha
pasado desapercibido, adquiere ahora una gran relevancia. Y
por mucho que el Ejecutivo eche o trate de echar balones
fuera, aquí no se ha actuado correctamente y donde tendrán
que explicarse muy bien será en el Juzgado.
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