Tenía previsto viajar esta semana.
Me apetecía darme una vuelta por tierras de Andalucía, donde
las ferias y fiestas se están sucediendo y el calor aún no
ha irrumpido. Pero, en vista de cuanto viene aconteciendo
acerca del ‘caso Urbaser’, el lunes decidí que no debía
embarcarme. Y lo primero que hice es salir a la calle.
Pasearla. Y prestar oídos a cuanto dice la gente sobre el
escándalo de la basura.
Y he venido comprobando que José María Caminero, a mí
me suena a nombre de torero, más que a interventor de
Ayuntamiento, está en todas las conversaciones. Que si
Caminero por aquí; que si Caminero por allá; que si Caminero
está sometido a la voluntad de Juan Vivas; que si su
labor, por tanto, no deja en muy buen lugar a cuantos
funcionarios cumplen con eficacia y buen tino sus
obligaciones, y así sucesivamente.
A José María Caminero, ahora caigo en la cuenta de que
también tiene apellido de futbolista ilustre, le dediqué yo
una columna, hace ya su tiempo, basada en una carta que me
enviaron, en la que me contaban ciertas actuaciones suyas,
como interventor. Columna que no me fue publicada. Y con
razón: ya que la misiva carecía de firma y de pruebas. No
obstante, recuerdo que me enfadé muchísimo por la censura.
Ahora, lo que necesita el interventor, es que alguien le
eche un cable. Porque, según dice Aróstegui, ha
venido firmando todo lo que le han puesto por delante. De
ser yo Caminero, consejo gratis, procuraría eludir cualquier
ayuda de Vivas. Por razones obvias.
Tras dejar a Caminero, que bastante tiene el hombre con sus
problemas, yo recordé lo que dijo el concejal de Medio
Ambiente, en una sesión plenaria, en 2011, cuando Aróstegui
le preguntó lo siguiente: “¿Conoce usted que se están
pagando a Urbaser camiones ya amortizados?” Y el concejal
contestó de esta guisa: “Usted tiene que tener en cuenta que
también hay trabajos excepcionales que nosotros mandamos a
hacer por una serie de circunstancias y que habrá que
pagarlos de alguna manera”.
Uno de los contertulios exclamó con ira: ¡Malversación de
fondos públicos, malversación de fondos públicos,
malversación de fondos…! Menos mal que pudimos silenciar su
denuncia a voz en cuello. Aunque le tuvimos que reconocer
que la prueba es de mucha importancia para el juez que lleve
el caso.
De Guillermo Mártinez, y créanme que lo siento
muchísimo, hacen mofa muchos ceutíes. Dicen de él que bien
haría en dejar el teléfono portátil en su casa o llevarlo en
alguna mariconera para evitar que a todas horas se le vea
transitar con el artilugio pegado al oído como si estuviera
hablando con Roma y con Santiago, sin solución de
continuidad. Y, desde luego, existe en la calle la idea de
que bien harían en dimitir de su cargo. Cuanto antes mejor.
Le achacan, además, que cada vez que habla es para… Lo de
cagarla no me parece oportuno que salga en esta página.
Debido a que en ella procuro yo cuidar el lenguaje
muchísimo.
Como fin de fiesta, a alguien se le ocurrió mencionar un
nombre que está de actualidad. Y para bien. José Antonio
Carracao ha demostrado que el ‘caso Urbaser y el de
Contenur’ son pruebas evidentes de que el gobierno local ha
manejado las cuentas públicas a su aire.
Nuestro alcalde, cuantas veces se le ha preguntado al
respecto, no ha dudado en responder como si fuera el Gran
Capitán. Altivo y topicista. Así es él. Aunque algunos crean
lo contrario.
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