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OPINIÓN - LUNES, 22 DE ABRIL DE 2013

 
OPINIÓN / COLABORACION

Transparencia

Por Restituto Contreras Jiménez


Durante la semana anterior una noticia ha sido la protagonista en nuestra ciudad. De todos es conocida y no es cuestión de exponerla como si fuera la primera vez que se anuncia. Sus pormenores han sido suficientemente presentados y analizados en todos los medios de comunicación.

Hay unos hechos que se han puesto de manifiesto en la denuncia que el Secretario General del PSOE, José Antonio Carracao Meléndez, interpuso ante la Fiscalía y que ésta ha trasladado al Juez, en relación a un informe técnico contable sobre descuadres y pagos indebidos a Urbaser. Presuntamente: Más de doce millones por pago de amortización que se han abonado de más; la inversión de la citada empresa ha sido inferior al presupuesto previsto; falta de abono del Ipsi por un valor que asciende a más de trescientos mil euros; problemas de contabilidad por no incluirse en los capítulos adecuados los gastos correspondientes del contrato que se considera inversión; todo ello unido al posible problema de cuestiones que presuntamente pueden verse afectadas por el cálculo de la anualidad que forma parte de la carga financiera de la ciudad.

El Sr. Carracao, antes de ir a la Fiscalía, mantuvo una conversación con el Presidente de la ciudad, al que solicitó la necesidad de convocar una Junta de Portavoces, que no fue aceptada. Decisión que compete a él, pero que el Secretario General del PSOE, ante la gravedad de los hechos que estaban puestos de manifiesto en el informe del técnico del Ayuntamiento, consideró dentro de su obligación como Diputado y como representante de miles de ciudadanos que han puesto su confianza en él, que debía primar la transparencia, la imparcialidad y la diligencia en que se aclararan los hechos del modo más preciso y contundente posible. El Gobierno de la ciudad podrá estar en desacuerdo con la actuación del Sr. Carracao, pero lo que es innegable es que él ha considerado como su obligación principal defender los intereses de los ciudadanos ceutíes del modo que ha estimado, y democráticamente tiene todo el derecho a actuar como lo ha entendido, respetando las reglas, las normas, derechos y obligaciones que tiene como parlamentario.

Me parece lamentable y no puedo compartir en absoluto los insultos y descalificaciones que durante estos días se han vertido sobre la persona del Secretario General de PSOE, porque además de injustos, opino que no sólo han insultado al Sr. Carracao, sino también a los miles de votantes de Ceuta que han depositado su voto y su confianza en este Diputado. En política y en otros aspectos de la vida se pueden tener discrepancias y formas distintas de pensar, pero ante todo debe primar el respeto, especialmente en aquellas personas que ostentan cargos públicos, porque si todos deseamos una sociedad menos crispada, más tolerante y donde los valores de la educación lleguen a los niños y jóvenes, los primeros que deben dar ejemplo son los que ostentan altas responsabilidades en cargos institucionales.

Si realmente sólo hubiera sido una salida de tono y una actuación irresponsable la que ha llevado a cabo el PSOE, no se entendería que en el escrito de la Fiscalía aparezca la frase:“En el presente caso existen indicios suficientes para considerar que estamos en presencia de delito…”. También es un hecho relevante que la denuncia haya sido trasladada al Juzgado por el Ministerio Fiscal, por lo tanto no estamos ante hechos irrelevantes. Por supuesto todo el respeto y prudencia ante la actuación del Sr. Fiscal y del Juzgado, porque la Judicatura tiene sus funciones, sus tiempos y al final tendrá la última decisión sobre lo que se está dirimiendo.

Durante las intervenciones de estos días se ha hablado de chantaje al PP. A mi modo de entender el único chantaje que debe preocuparnos es el que se pueda hacer a la ciudad de Ceuta. Nadie tiene la exclusividad de arrogarse ser el prototipo de representar el modelo de los valores intachables de un político, aunque pueda ser el Presidente de la ciudad, porque como he mencionado en otras ocasiones, quien representa el paradigma de ostentar la máxima autoridad en la escala de posiciones de la democracia es la soberanía del pueblo, del que emanan todos los poderes y no se me escapa que el Presidente actual de Ceuta ha sido puesto por los ciudadanos, pero conlleva también rendir y aclarar las cuentas, bien porque lo decida él, los procedimientos institucionales o por intervenciones de otros representantes también democráticamente elegidos.

No conozco que el actual Secretario General del PSOE haya utilizado a su partido en beneficio propio, todo lo contrario, es digno de ejemplo, la honestidad y el rechazo a cualquier ayuda que se le pueda haber intentado ofrecer. En la última Comisión Regional del partido rechazó la propuesta de un militante, que por mi información me consta es totalmente independiente y no le debe nada a Carracao ni al partido, que planteó estudiar el modo de ayudar por la vía legal y con transparencia absoluta a la situación del Secretario General sobre su permuta. No sólo lo rechazó el Secretario General, sino que la mayoría de los miembros de la Comisión Regional, presentes en la Asamblea, votaron en contra.

José Antonio Carraco podría haber optado por callarse sobre el tema de la noticia que nos ocupa y no haberlo destapado, pero siempre ha manifestado que por encima de sus intereses personales estaban los de Ceuta y ahí es, desde mi punto de vista, donde reside su fuerza y su decisión.

Ya lo he manifestado en otras ocasiones, José Antonio Carracao es joven, pero con una honestidad íntegra, es joven, pero con una gran preparación, experiencia y con una valentía por la defensa de los intereses de Ceuta que no se cuestiona. Espero que continúe en esta línea y estoy seguro que no se amedrentará y seguirá trabajando todavía con más ímpetu y más tenacidad, por afrontar y colaborar en la solución de los problemas de los ciudadanos, no entrando en la trampa de las descalificaciones que otros pretenden tenderle.

Al final, serán los ciudadanos los que llegarán a sus conclusiones, por encima de opiniones ajenas, de las siglas políticas y de los cargos políticos e institucionales, por muy importantes que sean.
 

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