Este periódico desde su nacimiento
hace dieciocho años, siempre ha mantenido su compromiso con
esta ciudad y, los valores que marcan sus señas de
identidad. En todo este período en el que hemos alcanzado la
mayoría de edad, hubo claroscuros como en tantos otros
órdenes de la vida, porque ésta, quiérase o no, es como un
cuadro con una determinada distribución de contrastes de
luces y sombras. Sin embargo, nadie nos podrá negar nuestra
apuesta por Ceuta con inversión en maquinaria implantada en
ésta nuestra ciudad, evitando el aislamiento que los
temporales en el estrecho pueden ocasionar para interrumpir
nuestra cita con los lectores cada día. Un deber sagrado de
todo periódico que se precie.
Esta apuesta ha llevado consigo, no sólo el compromiso
social y de comunicación, sino también empresarial. Bajo
este prisma contamos con una plantilla de trabajadores que
son parte consustancial con esta cabecera, quienes con su
esfuerzo diario contribuyen a divulgar la información de
este pueblo. Un pueblo que, a veces, como bien diría el
recordado Emilio Cózar, hace que “Ceuta sea madrastra para
sus propios hijos”. Algo de esto parece estar ocurriendo con
este periódico: aquéllos a los que en otro tiempo apoyó
parecen olvidarse que nuestro deber de informar no se puede
confundir con la complicidad ante tropelías, que
comprometerse con la realidad ceutí no equivale a ocultar
evidencias que requieren de pronunciamiento judicial, que
ser críticos –cuando la ocasión lo requiere-, no puede
interpretarse como campaña persecutoria.
Equivocar los términos, buscar la complicidad permanente,
interpretar el servilismo como moneda de cambio por las
legítimas campañas publicitarias que reciben en Ceuta todos
los medios de comunicación, no puede ni debe ser la fórmula
de silenciar todo tipo de hechos, porque estaríamos
convirtiendo la libertad de expresión en un verdadero
mercado persa del compro, vendo, cambio donde todo vale.
Desde algún medio se nos ha acusado de apoyar campañas como
si tuviéramos que arrepentirnos de algo o tratando de
imputarnos algún comportamiento vergonzoso, cuando hemos
actuado con la legitimidad de compartir proyectos e
iniciativas que considerábamos positivas para este pueblo.
Siempre tuvimos y tenemos a Ceuta por encima de cualquier
interés bastardo o personalismo, vengan de donde vengan. El
compromiso social no puede catalogarse de entreguismo ni
compadreo.
Desde hace un año, cuando hemos sido críticos con actitudes
del Gobierno que no compartíamos o con decisiones que
merecían analizarse desde distintos puntos de vista al
enfoque del Ejecutivo, esas discrepancias han llevado a los
dirigentes políticos a posicionarse contra este medio. Así,
el aniquilamiento de la Asociación Deportiva Ceuta, las
denuncias sobre los generosos y más que sospechosos pagos al
presidente de la Federación de Fútbol y administrador de
Viajes Trujillo, Antonio García Gaona, y ahora el “caso
Urbaser”, han sido asuntos que no han gustado a Juan Vivas,
que se ha plegado sin rubor hacia un medio escrito que
considera afín y por el que parece estar dispuesto a poner
en juego su propia carrera política.
Conocíamos la que se avecinaba y no nos amedrentamos para
decir nuestra verdad a sabiendas del grave riesgo que
corríamos. Ahora comienzan a desatarse los demonios que
alguno llevaba dentro, hasta el punto de sacar a la luz
pública, un pliego de condiciones que parece redactado a
medida de un medio escrito en concreto, el afín a Juan
Vivas, en detrimento de este periódico, con el espurio
propósito de exterminarnos, al adjudicar íntegramente la
publicidad institucional para medios escritos a uno solo y
no repartirla entre los dos como hasta ahora y como va a
suceder en todos los que la venían percibiendo: las tres
emisoras de radio (Onda Cero, la SER y COPE) y un periódico
digital “Ceuta al Dia”, así como los dos canales de
televisión, RTVCE y Ceuta Televisión. Aquí no hay variación;
sólo en los medios escritos para eliminarnos.
Ahora, para tratar de desacreditarnos (el descrédito es la
estrategia utilizada por el Gobierno en sus medios afines),
el medio presuntamente que beneficiar con los 3 millones de
euros para un contrato de cuatro años, saca a la luz pública
un pliego de condiciones del que se consideran propietarios,
pese a que nosotros conocíamos este dato y hemos silenciado
el mismo, a la espera de un pronunciamiento firme y
confiando en el buen criterio de los técnicos, no hemos
querido presionarles. A pesar de que el portavoz del
Gobierno aludió en la última comparecencia del Consejo de
Gobierno a los “amaños” en los concursos públicos, una
referencia que pone los vellos como escarpias si esa
posibilidad, aunque sea como anécdota, se apunta por parte
de un dirigente político. Máxime cuando hasta Juan Luis
Aróstegui habla de que hay funcionarios que firman lo que se
les pone por delante, algo así como sucedía en el caso
“Saqueo II” de Marbella, donde existía un kamikace que
estampaba su firma allá donde le decía Jesús Gil.
Confiamos en los recursos que ampara la ley, en el buen
criterio de los técnicos, en la legitimidad de nuestros
argumentos y, ante todo, en la Justicia.
Por otra parte, en un presidente de Ciudad Autónoma que
además tiene la condición de alcalde, no se entiende que
quiera cercenar la libertad de expresión y cargarse de un
plumazo el artículo 20 de la Constitución española, esa que
conmemora cada año con el Pleno Escolar y a cuyos actos
acude a Madrid para compartir con las altas instancias del
Estado tan gloriosa jornada institucional. “El derecho a
expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y
opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro
medio de reproducción”.
No obstante, también nos vemos afectados por el artículo 14,
ya que evita cualquier discriminación por razón de opinión
contraria, como puede ser en nuestro caso o circunstancias
sociales, en un contexto en el que se promueve con tanto
ahínco la ley de igualdad, aunque ésta no ha de
circunscribirse sólo a los sexos.
El carácter discriminatorio referido a la opinión y la
“mordaza” en cuanto a la libertad de expresión, son dos
preceptos que podría vulnerar el Gobierno de la Ciudad en su
comportamiento con este periódico. A sabiendas que, una
sociedad es más libre cuanto más libertad tiene con sus
derechos y obligaciones al amparo del Estado de Derecho, muy
al contrario el Ejecutivo de Juan Vivas parece que quiere
rescatar de la noche de los tiempos el monopolio informativo
para este pueblo.
Los demócratas de toda la vida, tipo Juan Vivas y Juan Luis
Aróstegui, parecen ser los que utilizan la Constitución
española de una forma escatológica para ejercer su conducta
al margen de nuestra Carta Magna. Claro que ellos, juegan
con otras “cartas”, desde luego marcadas, y, además, por
debajo de la mesa. Como los tramposos. Y encima quieren que
les riamos las gracias y silenciemos comportamientos
deleznables que se van a dirimir en el Juzgado. Han
emprendido una espiral diabólica que les puede conducir a un
desenlace doloroso.
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