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OPINIÓN - LUNES, 22 DE ABRIL DE 2013

 
OPINIÓN / EDITORIAL

No nos amedrentaremos para decir nuestra verdad

Este periódico desde su nacimiento hace dieciocho años, siempre ha mantenido su compromiso con esta ciudad y, los valores que marcan sus señas de identidad. En todo este período en el que hemos alcanzado la mayoría de edad, hubo claroscuros como en tantos otros órdenes de la vida, porque ésta, quiérase o no, es como un cuadro con una determinada distribución de contrastes de luces y sombras. Sin embargo, nadie nos podrá negar nuestra apuesta por Ceuta con inversión en maquinaria implantada en ésta nuestra ciudad, evitando el aislamiento que los temporales en el estrecho pueden ocasionar para interrumpir nuestra cita con los lectores cada día. Un deber sagrado de todo periódico que se precie.

Esta apuesta ha llevado consigo, no sólo el compromiso social y de comunicación, sino también empresarial. Bajo este prisma contamos con una plantilla de trabajadores que son parte consustancial con esta cabecera, quienes con su esfuerzo diario contribuyen a divulgar la información de este pueblo. Un pueblo que, a veces, como bien diría el recordado Emilio Cózar, hace que “Ceuta sea madrastra para sus propios hijos”. Algo de esto parece estar ocurriendo con este periódico: aquéllos a los que en otro tiempo apoyó parecen olvidarse que nuestro deber de informar no se puede confundir con la complicidad ante tropelías, que comprometerse con la realidad ceutí no equivale a ocultar evidencias que requieren de pronunciamiento judicial, que ser críticos –cuando la ocasión lo requiere-, no puede interpretarse como campaña persecutoria.

Equivocar los términos, buscar la complicidad permanente, interpretar el servilismo como moneda de cambio por las legítimas campañas publicitarias que reciben en Ceuta todos los medios de comunicación, no puede ni debe ser la fórmula de silenciar todo tipo de hechos, porque estaríamos convirtiendo la libertad de expresión en un verdadero mercado persa del compro, vendo, cambio donde todo vale.

Desde algún medio se nos ha acusado de apoyar campañas como si tuviéramos que arrepentirnos de algo o tratando de imputarnos algún comportamiento vergonzoso, cuando hemos actuado con la legitimidad de compartir proyectos e iniciativas que considerábamos positivas para este pueblo. Siempre tuvimos y tenemos a Ceuta por encima de cualquier interés bastardo o personalismo, vengan de donde vengan. El compromiso social no puede catalogarse de entreguismo ni compadreo.

Desde hace un año, cuando hemos sido críticos con actitudes del Gobierno que no compartíamos o con decisiones que merecían analizarse desde distintos puntos de vista al enfoque del Ejecutivo, esas discrepancias han llevado a los dirigentes políticos a posicionarse contra este medio. Así, el aniquilamiento de la Asociación Deportiva Ceuta, las denuncias sobre los generosos y más que sospechosos pagos al presidente de la Federación de Fútbol y administrador de Viajes Trujillo, Antonio García Gaona, y ahora el “caso Urbaser”, han sido asuntos que no han gustado a Juan Vivas, que se ha plegado sin rubor hacia un medio escrito que considera afín y por el que parece estar dispuesto a poner en juego su propia carrera política.

Conocíamos la que se avecinaba y no nos amedrentamos para decir nuestra verdad a sabiendas del grave riesgo que corríamos. Ahora comienzan a desatarse los demonios que alguno llevaba dentro, hasta el punto de sacar a la luz pública, un pliego de condiciones que parece redactado a medida de un medio escrito en concreto, el afín a Juan Vivas, en detrimento de este periódico, con el espurio propósito de exterminarnos, al adjudicar íntegramente la publicidad institucional para medios escritos a uno solo y no repartirla entre los dos como hasta ahora y como va a suceder en todos los que la venían percibiendo: las tres emisoras de radio (Onda Cero, la SER y COPE) y un periódico digital “Ceuta al Dia”, así como los dos canales de televisión, RTVCE y Ceuta Televisión. Aquí no hay variación; sólo en los medios escritos para eliminarnos.

Ahora, para tratar de desacreditarnos (el descrédito es la estrategia utilizada por el Gobierno en sus medios afines), el medio presuntamente que beneficiar con los 3 millones de euros para un contrato de cuatro años, saca a la luz pública un pliego de condiciones del que se consideran propietarios, pese a que nosotros conocíamos este dato y hemos silenciado el mismo, a la espera de un pronunciamiento firme y confiando en el buen criterio de los técnicos, no hemos querido presionarles. A pesar de que el portavoz del Gobierno aludió en la última comparecencia del Consejo de Gobierno a los “amaños” en los concursos públicos, una referencia que pone los vellos como escarpias si esa posibilidad, aunque sea como anécdota, se apunta por parte de un dirigente político. Máxime cuando hasta Juan Luis Aróstegui habla de que hay funcionarios que firman lo que se les pone por delante, algo así como sucedía en el caso “Saqueo II” de Marbella, donde existía un kamikace que estampaba su firma allá donde le decía Jesús Gil.

Confiamos en los recursos que ampara la ley, en el buen criterio de los técnicos, en la legitimidad de nuestros argumentos y, ante todo, en la Justicia.

Por otra parte, en un presidente de Ciudad Autónoma que además tiene la condición de alcalde, no se entiende que quiera cercenar la libertad de expresión y cargarse de un plumazo el artículo 20 de la Constitución española, esa que conmemora cada año con el Pleno Escolar y a cuyos actos acude a Madrid para compartir con las altas instancias del Estado tan gloriosa jornada institucional. “El derecho a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción”.

No obstante, también nos vemos afectados por el artículo 14, ya que evita cualquier discriminación por razón de opinión contraria, como puede ser en nuestro caso o circunstancias sociales, en un contexto en el que se promueve con tanto ahínco la ley de igualdad, aunque ésta no ha de circunscribirse sólo a los sexos.

El carácter discriminatorio referido a la opinión y la “mordaza” en cuanto a la libertad de expresión, son dos preceptos que podría vulnerar el Gobierno de la Ciudad en su comportamiento con este periódico. A sabiendas que, una sociedad es más libre cuanto más libertad tiene con sus derechos y obligaciones al amparo del Estado de Derecho, muy al contrario el Ejecutivo de Juan Vivas parece que quiere rescatar de la noche de los tiempos el monopolio informativo para este pueblo.

Los demócratas de toda la vida, tipo Juan Vivas y Juan Luis Aróstegui, parecen ser los que utilizan la Constitución española de una forma escatológica para ejercer su conducta al margen de nuestra Carta Magna. Claro que ellos, juegan con otras “cartas”, desde luego marcadas, y, además, por debajo de la mesa. Como los tramposos. Y encima quieren que les riamos las gracias y silenciemos comportamientos deleznables que se van a dirimir en el Juzgado. Han emprendido una espiral diabólica que les puede conducir a un desenlace doloroso.
 

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