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OPINIÓN - DOMINGO, 21 DE ABRIL DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Exaltación de la ducha de agua fría
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

En cuanto he oído al ministro Arias Cañete recomendarnos la ducha de agua fría para ahorrar energías, he salido pitando hacia la consulta del mejor dermatólogo que hay en la ciudad. Cuyo nombre me reservo, no vaya a ser que se me molesten los demás especialistas de la cosa en Ceuta.

Y tras decirle que la última vez que me duché con agua fría fue en Burgos, en el Estadio de Zatorre, en el mes de enero del año 1959, por más ganas que tengo de complacer al ministro que está emparentado con los Domecq, las duchas de agua fría me siguen acollonando. Su sola mención hace posible que me entre una tiritera espantosa.

Y el especialista de la piel, que es un señor muy cachondo, y que las coge al vuelo, me ha respondido inmediatamente: “A ti, Manolo, te pasó en Burgos lo que ahora le pasará a Guillermo Martínez con los pagos indebidos de Urbaser, que, en cuanto oiga hablar de la basura, reaccionará oliendo a mierda. Y no podrá evitar movimientos de su nariz tan ridículos que serán causa de risa a su alrededor.

Hecha la comparación, el especialista me fue explicando lo buena que es la ducha de agua fría para el organismo. Sus ventajas son innumerables. Conque me sería imposible enumerarlas de memoria, por más que lo quisiera hacer. Eso sí, amén de que mejora la piel, si uno se enjabona con un Lagarto natural, a ser posible de color beige, no sólo obtendrá una importante repercusión exterior sino también interior. En suma: que la ducha de agua fría alivia tensiones, sirve cual reconstituyente, actúa como relajante, y ayuda a mantener la mente despejada. Con lo cual las personas estarán más activas y dispuestas a cumplir con sus obligaciones más y mejor.

En vista de que nuestro alcalde es un señor que gusta sobremanera llevar a la práctica todo cuanto recomiendan los ministros populares, no tengo la menor duda de que les hará ver a sus concejales la necesidad que tienen de cumplir a rajatabla con lo recomendado por Arias Cañete. Y pronto lo veremos haciéndole el artículo a la ducha de agua fría.

De momento, el señor Martínez, Guillermo él, será el primero que deba prescindir del agua caliente. No sólo para dar ejemplo de austeridad, sino porque lleva mucho tiempo como ido. Mas bien atolondrado, aturdido, precipitado… Y si, además, los pagos indebidos a Urbaser le han afectado a sus pituitarias y el hombre se pasa las horas y las horas oliendo mal y haciendo morisquetas con la nariz, las duchas de agua fría más que necesarias le son ahora imprescindibles.

Incluso habría que preguntar a los expertos, en tratamientos así, si no sería conveniente que el portavoz del Gobierno se diera baños en sitios de bajas temperaturas, a fin de recuperarlo cuanto antes para la causa de un gobierno del cual Aróstegui dice que sus componentes no valdrían ni para ser bedel en colegio alguno.

Las duchas de agua fría, insisto, mejor si uno se enjabona con un Lagarto natural, de color beige, ayudan también a que las mujeres sean más receptivas en el tálamo nupcial. Y a partir de ahí, en ese estado de satisfacción, no hay humano que no llegue al tajo con los ánimos subidos de tono y entusiasmado. Los gobernantes locales, para combatir el pasmo, deberán seguir el consejo de Arias Cañete. En lo tocante a Aróstegui, dado que lleva ya mucho tiempo oliendo a guano, necesita una terapia, con amigo turco, en tierras nórdicas.
 

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