No es de hoy, ya en la antigua
Grecia el exceso de poder de los hombres molestaba a los
dioses, porque ese poder les iba proporcionando felicidad,
objeto de envidia de los propios dioses.
Aquí, en el siglo XXI y en la Ceuta que estamos viviendo,
las cosas marchan de una manera muy paralela y a uno se le
toleran ciertas cotas de poder, de felicidad en definitiva,
pero en cuanto se pasa una barrera que nadie sabría marcar,
pero que todos aceptan, al que antes saludaba a todos,
atendía con su sonrisa a aquel que se le acercaba, y se
consideraba como el verdadero líder de la Ciudad, se le
empieza a indicar que su terreno ya ha sido traspasado y que
ha entrado en tierras movedizas.
Hace unos tres años ya ocurrió con el hombre que más poder
ha tenido en Ceuta, en los últimos treinta años y, de la
noche a la mañana, pasó de ser el hombre poderoso, más
temido que respetado, a parecer un apestado incluso de los
mismos a los que tanto había favorecido. Aquello terminó
como terminó y yo creo que hay ciertos rescoldos que todavía
humean o que pueden reavivarse en el futuro.
Y ahora, más de lo mismo, con otro hombre de poder, de un
poder que él nunca hubiera soñado que alcanzaría en tan alto
grado, cuando era un buen funcionarios del Ayuntamiento,
pero sólo eso, un buen funcionario, respetado por todos.
El final del pasado siglo, por aquello de que los bandazos
electorales en Ceuta han sido inmensos, cada vez que había
elecciones municipales, llevó a ganar unas elecciones
municipales casi por mayoría absoluta a un grupo de
aventureros que con las siglas del GIL concurrieron en Ceuta
a los comicios.
Aquello terminó como un ciclón y en la legislatura las
traiciones, el hambre de poder y el deseo de llenarse los
bolsillos terminó con dos mociones de censura y, al final,
con un alcalde que, inicialmente, no iba en los tres
primeros puestos de su candidatura.
La puesta de largo como alcalde de Ceuta de Juan Vivas
parecía lo mejor y así se mostró desde el primer día. Luego
arrasó en las siguientes elecciones y en las otras y ...
adquirió tanto poder que empezaba a peligrar su dominio. Es
más, él mismo se debe haber dado cuenta y desde hace meses
no es el mismo alcalde que siempre aparecía en todos los
actos públicos.
El poder atrae por aquello de “maximam gloriam in máximo
imperio putare”, y Juan Vivas creo que se ha equivocado,
posiblemente por haber sido mal aconsejado por quienes le
bailan el agua, y no debiera haber llegado a esto. Una
retirada, a tiempo, hubiera hecho del él el mejor alcalde de
Ceuta en muchos años. Ahora, si somos sinceros, la marcha
tiene un difícil retorno.
Porque todo hay que decirlo, él solo no puede dominar todo
lo que abarca la Santa Casa Madre y como, a su alrededor,
son muy pocos los que, de verdad, dan la talla, no ha
faltado quien le ha podido ir comiendo el terreno y ahora se
encuentra en los momentos más complicados de todos los años
de gestión.
Las informaciones de los estómagos agradecidos son de ...,
nada. Las de quienes van por otros caminos tratan de
profundizar en el verdadero meollo existente que se les ha
puesto en la mano y el PSOE que aquí, en Ceuta, ha tenido
que sentirse humillado, en más de una ocasión,
recientemente, por los que tenían un gran poder, ahora juega
sus cartas que alguien debió haber marcado antes.
Ahora, en esta situación, sólo me falta saber por donde nos
va a salir Aróstegui, porque Mohamed Alí sí está siendo
claro en todos sus movimientos, pero Aróstegui si se mete en
el “fango” ¿Qué respuesta dará a todo esto que está en
ebullición los últimos días?.
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