El informe que hemos conocido del
técnico de gestión contable de la Ciudad Autónoma de Ceuta
sobre los presuntos excesos millonarios cometidos por la
Ciudad Autónoma con Urbaser en amortización de maquinaria,
es un caso gravísimo que necesariamente da lugar a pensar
mal, porque durante diez años se ha ocultado una práctica
reiterada, sin ningún control ni comprobación y que ahora,
ha sido un funcionario quien ha cuadrado las cuentas que son
un desastre del que alguien ha de responsabilizarse.
El PSOE ha destapado este desaguisado que huele fatal y que
podría situarnos en el umbral de un caso de corrupción
política a menos que más pronto que tarde, surjan las
pruebas irrefutables que demuestren que el mencionado
informe es erróneo. Un inverosímil asunto que nos ha dejado
estupefactos por el calado económico que se vislumbra y,
debido a que, el recurrente tema de la basura, en cuanto a
su adjudicación, siempre provoca más sombras que luces. El
manchurrón que ha dejado caer José Antonio Carracao en la
credibilidad de este Gobierno requiere una respuesta
contundente del Ejecutivo y no la tibieza del portavoz
hablando de prudencia, cuando encima de la mesa tienen, ni
más ni menos, que 12,5 millones de euros bajo sospecha. Y en
este caso, si de algo hay que adolecer es de no ser prudente
sino muy claro. Cualquier otro comportamiento, es una
fórmula de distracción, para no afrontar el problema en el
fondo. No se trata de normas de conducta; estamos hablando
de una presunta malversación de fondos públicos y una
posible prevaricación. La prudencia, para los
comportamientos sociales o para quienes tienen algo que
esconder. Quien no, ha de hablar fuerte y claro.
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