La Federación de Asociaciones de
Vecinos reclama la presencia de la policía de barrio, un
servicio que, como tantas otras promesas incumplidas por
Juan Vivas y Yolanda Bel, se iba a implantar en el primer
trimestre del año y ya vamos para el segundo trimestre sin
visos de que sea una realidad inmediata. Y mientras, como
los propios vecinos denuncian, la inseguridad va en aumento
y, una barriada como Los Rosales, sufre la delincuencia. Las
barriadas siguen sin esa promesa de policía de barrio, una
de tantas promesas incumplidas, con el agravante de que se
hace imprescindible disponer de este servicio para preservar
la seguridad de los vecinos.
Las seguridad en las barriadas es un asunto tan sumamente
serio que no se debería postergar más esa implantación de la
policía de barrio en vez de buscar justificaciones a los
continuos o simplemente obviarlo. No se olvide que los
ciudadanos tienen memoria y recuerdan los que se les dice y
cuando se les dice. No vayamos a creer que son descerebrados
o no vayamos a tomarlos por tontos. La credibilidad, en
política, hay que ganarla a pulso y se pierde con mucha
facilidad. Además, nos encontramos en tiempos en los que la
percepción de los políticos está por los suelos para el
ciudadano, por lo que no convendría seguir haciendo méritos
para continuar en esta dinámica degradante.
La policía de barrio es un compromiso político que ha de
cumplirse. No caben más excusas para retrasar un servicio
que se reclama con el clamor de las asociaciones vecinales.
Y el ciudadano no puede quedar defraudado porque sentiría
que se le miente.
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