LUNES 8.
La muerte de Sara Montiel me hace mirar hacia atrás.
En 1974 conocí yo a Pepe Tous: editor de Última Hora,
periódico vespertino balear. Pepe era un tío encantador. Y
dado que la redacción del periódico estaba a la vera del
Jaime III, donde yo me alojaba, muchos días disfrutábamos
del aperitivo en la cafetería del hotel. Un día, Pepe tuvo a
bien invitar al presidente del Mallorca, Antonio Seguí,
a Juan Daniel Pascual, directivo, y a mí, a tomar una
copa en su casa. Y allá que nos presentamos en su domicilio.
Y nos encontramos con la agradable sorpresa de ser recibidos
por Sara: Antonia para los amigos. Pasamos una velada
extraordinaria. Surgieron las anécdotas y la actriz fue la
primera que no dudó en amenizar el rato de ocio. Incluso me
echó en cara, con su sorna habitual, el tener acaparada la
prensa de la Isla con mis declaraciones diarias. A partir de
ese momento, y mientras yo estuve en Palma de Mallorca, Pepe
Tous me trató siempre más que bien. Ah, Sara y yo recibimos
los premios naranja y limón por parte de la asociación de la
prensa. Ella, lógicamente, se hizo acreedora al naranja y
servidor al limón. La entrega de premios se convirtió en una
fiesta magnífica. Sara Montiel y Pepe Tous formaban una
pareja singular.
Martes. 9
Decía yo la semana pasada, en esta sección, algo que era de
cajón: el Madrid no debe concederle al Galatasaray la menor
oportunidad para que pueda creerse que el milagro de la
remontada sea posible. El Madrid impuso su ritmo y su ley
durante veintitantos minutos. Y hasta logró un gol muy
pronto. Así que todo transcurría bajo los mejores auspicios.
Y el estadio Turk Telecom Arena, conocido también como el
“infierno”, lleno de bote en bote, parecía domeñado por el
fútbol de los jugadores madridistas. Pero hete aquí que,
cuando se llevaban jugados los veintitantos minutos ya
reseñados, se lesionó Michael Essien, jugador ghanés.
Y su baja causó un enorme trastorno en el equipo. A partir
de ese momento el rendimiento del conjunto comenzó a
resentirse y en la segunda parte cundió la alarma en todos
los sentidos. La entrada de Arbeloa fue funesta.
Curioso: Essien, metido ya en años y muy castigado por las
lesiones, llegó recomendado por Mourinho como
futbolista polivalente, disciplinado, y curtido en mil
batallas. Los de siempre, es decir, Relaño De la
Morena y compañía, hicieron hasta mofa de él. Con el
transcurrir del tiempo, sin embargo, se han tenido que
tragar sus palabras. Essien, cada vez que ha jugado partidos
muy importantes, ha cuajado grandes actuaciones. Y si no que
se lo digan al Barcelona.
Miércoles. 10
Cada equis tiempo me da por visitar a Diego Sastre. A
quien le tengo ley. Porqué durante muchos años me ha
demostrado que es merecedor de mi confianza y amistad. Hoy
me he sentado frente a él y le he contado algunas anécdotas.
Y no ha tenido más remedio que reírse. Lo cual no es moco de
pavo en los tiempos que corren. Tiempos recios, que diría
Santa Teresa de Jesús. Tan recios como para estemos viviendo
en estado de alerta permanente, por lo que pueda ocurrirnos
en cualquier momento. Pegando la hebra estábamos cuando se
unió a la conversación un empresario con el que hacía mucho
tiempo que no cruzaba yo palabra alguna. Y, claro, no
tuvimos el menor inconveniente en charlar sobre mis
opiniones acerca de un político que a ellos les cae mejor
que a mí. Eso sí, debatimos el asunto con tranquilidad y con
la ironía que el asunto requería. En fin, que mi visita a
Diego Sastre fue un acierto. Habrá que repetirla. Con el
permiso de Diego. Por supuesto.
Jueves. 11
Me doy mi paseo por el centro de la ciudad. Lo cual es algo
que me encanta. Y me sucede lo de siempre: que hay personas
que deciden abordarme con el fin de pegar la hebra conmigo.
Lo cual es de agradecer. Hoy, durante mi recorrido, se me ha
preguntado acerca de cuestiones distintas y que han sido
motivos de atención de este periódico. Lo cual demuestra que
nuestros lectores siguen aumentando. Llegado a la puerta del
Casino Militar, Pedro Moreno llama mi atención. Y
allá que me paro con él. Y lo primero que me dice es que
está celebrando su jubilación. O sea, que está jubilante:
vamos, gozoso, alegre como unas castañuelas. Tan alegre, a
sus 65 años, como cuando yo lo conocí con veintitantas
primaveras celebrando un gol espectacular conseguido por él
en el Mirador de Algeciras, siendo jugador de la Agrupación
Deportiva Ceuta. Mi amistad con Pedro Moreno, a pesar de que
a veces nos tocó militar en frentes distintos, siempre tuvo
la pujanza suficiente para salir ilesa de las dificultades
que nos salieron al paso. Así que le deseo a mi amigo que
disfrute de su pensionado.
Viernes. 12
Días atrás, con motivo del Debate del estado de la Ciudad,
se me volvió a preguntar por parte de persona con la que
tengo confianza, el porqué llevaba tantos años sin acudir a
las sesiones plenarias y demás cuestiones relacionadas con
la actividad política. Y le dije que, cuanto concierne a ese
asunto me resulta inaguantable. Y, claro, le expuse lo
siguiente: el tono y el timbre de los debates exceden a mi
capacidad de aguante: más exactamente me producen náusea. La
sociedad, la que tanto detestaba Margaret Thacher,
está harta de demagogia. Los plenos, desgraciadamente,
sirven para hacer uso de la bronca permanente. Los
concejales llegan a ellos dispuestos al enfrentamiento. Y a
ver quién es el que dice la mayor burrada con la que ganarse
el titular correspondiente al momento. En las sesiones
plenarias no hay maneras, no hay humor, no hay finura; sólo
un tedioso y permanente griterío. Los políticos,
desgraciadamente, no se acaban de percatar de que cada vez
producen más sonrojo y vergüenza ajena. Pero les da igual.
Se han acostumbrado a vivir en una charca y ni se inmutan.
De modo que siguen dando espectáculos bochornosos.
Sábado. 13
En el año 2001, si la memoria no me falla, creo que fue
cuando leí ‘Cuaderno Amarillo’, escrito por Salvador
Pániker. Catalán de Nueva Delhi, indio de Pedralbes,
según dice de él Umbral en su ‘Diccionario de
Literatura’. Y a veces me gusta volver a leer el libro,
escrito en forma de diario. Lo cual que estoy haciendo este
fin de semana. Así que voy por la página 89. Dice así: “El
primer recurso para convertirse uno en un tipo valiente y
decidido es pensar que uno es un tipo valiente y decidido.
Convencerse de algo es un ejercicio relativamente simple,
sobre todo cuando ese algo es asunto tan penúltimo como una
máscara social. Tan penúltimo y tan arbitrario. Cuando
éramos adolescentes, íbamos al cine y, a la salida, nos
poseía una cierta mímesis del héroe protagonista del film:
si era un duro, nos poníamos duros, si era un frívolo
jugábamos a ser frívolos, y así sucesivamente, con la
permeabilidad del que todavía no es nada, ni nadie: la
novedad está en saberlo. Saber que cualquier manera de ser
es pura pantomima. Ah, si yo fuese un tipo seco y correoso
como un detective de la Série Noire, o incluso como un
ballenero de Melville, qué fastidio: me pasaría la vida
fingiendo que soy un tipo duro y seco y correoso, trataría
de imponer siempre mi voluntad, reprimiría mi porosidad y mi
fragilidad, mi tendencia a ser veleta, y, al final, me
estrellaría contra el mundo. Felizmente, no soy un tipo
duro; tampoco blando. Cuando se trata de tomar decisiones,
prefiero abandonarme al tao, como hacen los gatos”.
|