Larga jornada, con más de un
brindis al sol, y con las deficiencias que siguen como
estaban.
Y es que las copias, por lo general, son malas, y si el
original, desde hace ya muchos años, no viene aportando
nunca nada, como es el “debate sobre el estado de la
Nación”, de los comienzos de la democracia, ya me dirán qué
puede aportar una reunión más, por larga que sea, de un
ayuntamiento o una autonomía uniprovincial o de más
provincias. Vender humo, es lo que se hace en estos casos.
Y vender humo por parte de los que gobiernan, pero también
por parte de los que están en la oposición.
Naturalmente, y no podría ser de otra manera, el presidente
de la Ciudad, Juan Vivas, defiende sus cuentas, admite no
querer repetir “el episodio de las facturas sin pagar” y
promete “impulsar” la trasparencia, con lo que deducimos que
hasta ahora tal trasparencia ha sido, más bien, opaca.
Una vez más, palabras y más palabras.
Y ante una situación como la actual, con paro, con deudas y
con desencuentros, la primera de las prioridades que aporta
Juan Vivas, otra cosa sería que lo pudiera cumplir, es
capear el temporal o, lo que es algo parecido, evitar la
suspensión de pagos.
La primera estación de este “vía crucis” le hace pasar a la
siguiente que consistirá en dar un giro de 180 grados a la
política presupuestaria, obligado por la ley y las
circunstancias, de donde no queremos colegir que ese giro de
180 grados tenga que darse porque anteriormente nos hayamos
saltado a la torera elementos implícitos en la ley, o porque
desde las alturas se haya advertido que el camino que se
llevaba no era el más recto.
Toda la serie de propuestas, desde la cabeza pensante de la
Ciudad, llegarán a resumirse en “ilusión y esperanza”,
demasiado poco, me parece a mí, tras más de diez años en el
sillón presidencial, con todo el apoyo que siempre ha
habido.
Y si algo positivo que, a pesar de todo, algo bueno habrá en
sesiones de este tipo, digo que si algo positivo
vislumbramos en esta sesión, es que Mohamed Alí apareció,
por primera vez, en mucho tiempo, como primer espada de la
coalición Caballas, con más tino y más temple que lo hubiera
hecho su “peón de brega”, en caso de haber sido él el que
hubiera intervenido, directamente, en el debate.
Y Mohamed Alí tiró directamente al centro de la diana,
centrando su intervención en lo que él llamó “dos ejes del
mal en el Gobierno del PP: la inseguridad y el paro”.
Quedaba claro, Mohamed Alí no se queda en el Revellín, en la
Plaza de África o en la Plaza de los Reyes. Él frecuenta,
también, otras zonas y no sólo en la época de las elecciones
y ve, en el día a día, que aquí “no se para de pagar
modificaciones de obras”, para rematar a quemarropa que “en
el caso del campus universitario es ilegal”. El dolor de
estómago pudo sobrevenirle a mas de uno.
Y a la hora de cerrar este debate no podía faltar, desde su
perspectiva, la opinión del PSOE con su portador Carracao,
que no se quedó en medias tintas y le espetó a Juan Vivas
que “en el descontrol es donde mejor se encuentra”,
volviendo sobre los más de 78 millones de euros en que ha
aumentado la deuda en diez años. No era poner muy bien al
Gobierno de Juan Vivas, con la crítica de Carracao sobre”la
ingeniería contable y las trampas financieras”.
Me consta que hay cosas que digiere regularmente Juan Vivas,
pero que le hablen y le digan a él que “hace trampas”, eso
tardará en perdonarlo.
Fue un día en el que se habló del pasado, pero no sé si
servirá para el futuro.
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