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OPINIÓN - SÁBADO, 13 DE ABRIL DE 2013

 
OPINIÓN / ANALISIS

Una encuesta para “lavar” la imagen de Juan Vivas

Por Ramiro T.


En el momento más bajo de popularidad y de apoyo ciudadano, Juan Vivas tiene un “cartucho” preparado para salir airoso y con una ficticia encuesta “fabricada” a su medida y cuyos resultados ya conocemos: ni la crisis económica, ni las millonadas de facturas que dormían el sueño de los justos en los cajones, ni los recortes de sueldos y pérdida de la paga extraordinaria de Navidad a los funcionarios y personal laboral, ni tantas otras cosas, harán mella en la imagen y notoriedad de nuestro gran prócer, Juan Vivas.

Así lo hemos podido saber de manera confidencial: se ha fabricado una encuesta a su medida (no en dimensión sino a su imagen y semejanza) para “demostrar” que sigue indemne a cualquiera de los avatares que ya habrían acabado con el prestigio de cualquier político.

Juan Vivas, el que antaño decía que no quería salir mucho en las fotos, que pecaba de cauto y modesto, quiere ahora ver su figura estirada, alargada y sobredimensionada. No en vano corren tiempos difíciles para él, aunque a cambio de favores inconfesables (por ahora), siempre encuentra algún cómplice para hacer valer su ego.

En este caso, hay un medio de comunicación preparado para “lavar su imagen” a cambio de ya sabemos qué. Estos favores nunca son gratuitos y suelen salir a precio de oro. Sabemos que han sido algunos los ciudadanos que, vía telefónica, han sido consultados en esta presunta actuación demoscópica. Un artilugio ficticio en pro del buen nombre de quien vive sus horas más bajas políticamente hablando por tantos errores cometidos. Y necesita un balón de oxígeno, aunque sea falso, para respirar un poco y engordar su ego. Quien actúa así, en vez de engañar a los demás, que ya tienen su concepto y opinión formada, lo que hace realmente es engañarse él mismo.

El empresario en cuestión, da por buena la “inversión”, ya que siempre habrán favores que se pagaran de mil maneras posibles que para eso está la ingeniería financiera y los números con los que se puede jugar de mil y una maneras. Lo que el pasado jueves llamabamos ‘Pay to Play’ o ‘dinero a cambio de favores’. Así, hay uno que paga y otro que publica, mientras el protagonista aguarda frontándose las manos por su buena suerte.

Es un juego peligroso por las filtraciones. Como sucede siempre en los grandes escándalos de corrupción, cuando uno filtra la confidencia, quien ha sido rehén de la misma, queda en situación muy difícil. Siempre estará bajo ese maléfica situación del chataje, sin que la camisa le llegue al cuerpo o con los gónadas en el cuello. Ya será presa de ese sinvivir continuo que le atenazará de por vida a riesgo de quedar en el mayor de los ridículos.

Las encuesta en cuestión busca un efecto mediático: demostrar la grandeza de la gestión de Juan Vivas, sobreponiéndose a todos los elementos adversos. El Capitán Trueno de la política, el Cid Campeador, el artífice de los números que, como decía Mohamed Alí con no poca sorna, estaba llamado a presidir el Fondo Monetario Internacional.

La encuesta le llegaría ahora como un bálsamo a tantos disgustos económicos a nivel institucional y a tan poco predicamenteo en la calle. Un impulso tan necesario como el aire que respiramos. El discurso del debate del estado de la Ciudad no le ayudó en nada: reclamar a los ciudadanos esperanza con la que está cayendo es como decirle a un moribundo que confíe en curarse sin necesidad de que lo atienda el médico.

Lo que pide Juan Vivas a los ciudadanos es una prueba de fe y a estas alturas, ya no se puede confiar en él, porque le ha fallado a muchísima gente. Del “¿cómo estás hijo?” se ha pasado al no dejarse ver por ningún lado; trata de hacerse invisible, como si deseara que se lo tragara la tierra y su discurso, por manido, no es creíble.

Con un Ayuntamiento intervenido como le dijo Mohamed Alí en el debate del Estado de la Ciudad, con tantos números rojos y tantas personas descontentas, no hay encuesta que valgan ni que salven el pellejo a nadie. Es papel mojado, aunque Juan Vivas confía en aquél dicho de que “el papel lo soporta todo”, y nosotros añadimos: Menos la credibilidad. Esa se gana, como la reputación, día a día.
 

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