Santiago Vázquez, popularmente conocido entre la militancia
del Partido Popular como Santi, falleció ayer en nuestra
ciudad a causa de un cáncer. Santi estaba considerado como
un histórico del PP y era un asiduo de la sede “popular”
donde no era extraño encontrándoselo, estuviera quien
estuviera de presidente, porque Santi llevaba a su partido
en el corazón, al igual que el Real Madrid, de cuya Peña en
nuestra ciudad, fue presidente durante muchos años.
En estos afectos político-deportivos, coincidía con el
presidente del partido y de la Ciudad, Juan Vivas, quien ya
se encargó de destacarlo en la pasada Feria con ocasión del
homenaje que se le tributó a Santi por su muchos años de
dedicación al partido. Allí, en la Caseta de las Cañas, que
otrora promoviera otro de sus grandes amigos, Pedro
Gordillo, Santi recibió de manos de Juan Vivas y de Yolanda
Bel, como secretaria general, el reconocimiento público y
notorio a “la paciencia, dedicación, entrega y trabajo bien
hecho durante tantos años en el Partido Popular” como podía
leerse en la inscripción plasmada en la placa que se le
entregó, a la vez que se le decía “gracias, Santi” y se le
imponía un escudo de Ceuta.
Fue éste un momento emotivo ante toda la militancia,
posiblemente el último acto público en el que se le
recuerda, ya que a finales del pasado año, por Navidad, la
salud de Santi se vió resquebrajada y ya apenas salía a la
calle, hasta que ayer tuvimos la triste noticia de su fatal
desenlace.
Quienes conocíamos a Santi y nos lo cruzábamos por la calle,
en la Gran Vía y se mostraba orgulloso de haber despachado
con Juan Vivas algún asunto de programación de actos de
partido –porque Santi era elemento fundamental en la
logística y en la vida interna del PP-, sabíamos de su buen
carácter, afable, de su optimismo, de sus ganas de vivir.
Siempre preocupado por su partido, no era extraño oírle
decir: “Me tengo que reunir con Juan (Vivas) porque tenemos
que hablar una cosilla”. También le unía una gran amistad a
Pedro Gordillo y fue una de las personas que no le dieron la
espalda con ocasión de su salida de la política. Todos los
presidentes le tuvieron aprecio porque su fidelidad era
incuestionable y sus ganas de trabajar por el partido,
también. Para quienes se les pide una definición de las
funciones de Santi en el PP, te dicen: “Era el machaca del
partido. Estaba a todas. En las campañas electorales se
ocupaba de que los bocadillos de los interventores y
apoderados no faltaran, de que el Hotel de celebración de la
fiesta fin de campaña, estuviera a punto y que no hubiera
fallos; si había que recoger algo ahí estaba Santi,
incansable, dispuesto siempre, afable, entregado a su
partido”. Hoy deja un gran vacío porque Santi era, ante
todo, un hombre bueno. Hacía una labor oscura pero necesaria
en un partido. Un verdadero entusiasta de la intendencia, de
que no les faltara nada a quienes estaban en primera fila.
El siempre en la sombra, su presencia quizás no se veía con
el relumbrón de otros pero se sentía y se hacía
imprescindible. Cuando se necesitaba asegurar algún detalle
siempre se escuchaba decir: “¿Dónde está Santi?”
Hoy el Partido Popular llora a un hombre que se entregó por
completo a esta formación política, que gustaba de pasear
por nuestras calles y que se recorría Ceuta de punta a
punta. Aún recuerdamos cuando los sábados lo podías
encontraba en la zona de Cañonero Dato, junto a las grandes
superficies y siempre tenía una palabra afable.
Cuando Pedro Gordillo tuvo su “problema” político, hubo
quien trató de provocarle una situación de conflicto por su
amistad con el expresidente pero salió indemne de la
situación. Compartía buenos ratos con Jaime Whatnon y Angel
Díez, pero conocía todo y a todos del PP. Santi era casi una
institución en la vida interna del partido. Descanse en paz
este hombre que llevaba tres cosas en el corazón: El Real
Madrid, el Partido Popular y su Ceuta.
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