A lo largo de los ya muchos años
en Ceuta, pero a eso no he llegado a acostumbrarme, en
repetidas ocasiones y en cientos de circunstancias, me he
dado cuenta de que eso de la puntualidad no es uno de los
puntos fuertes a favor de nuestra ciudad. Eso no es lo que
más se lleva aquí.
Cada día, desde que empieza el curso hasta que termina, voy
observando, como a la primera hora de la mañana en las
clases del instituto hay un tanto por ciento bastante
elevado de alumnos que llega más tarde de lo normal. Es lo
que hay y que algún día se podrá solucionar.
Yo llegué a pensar, en más de una ocasión, que esos retrasos
no significaban nada y que podrían venir dados por la
costumbre, cada vez que alguien tiene que viajar, que se
experimenta con los horarios de las salidas y llegadas de
los barcos y que dándose la circunstancia de que uno llega
cinco, diez o quince minutos más tarde de la hora fijada
para salir se puede coger el barco, porque eso de la
puntualidad en las navieras, salvo en FRS, es algo que no se
lleva, ni se ha llevado casi nunca.
Eso, con todo, es algo que puede darse por mil
circunstancias, incluso por la archiconocida
desconsideración de las navieras para con sus clientes, así
como por mil circunstancias puede llegar tarde un día o
cuatro días un alumno a clase. Sin embargo, y eso no se lo
debiera esperar nadie, lo llamativo es que el reloj oficial
de la ciudad, o para ser más exactos el reloj que hay en
todo lo alto del Ayuntamiento, también vaya retrasado.
En realidad, no me había fijado en ese detalle hasta el
miércoles por la tarde que cuando daba el reloj del
Ayuntamiento las ocho de la tarde ya hacía más de catorce
minutos que eran las ocho oficialmente.
Con esto de las horas cada uno puede hacer lo que le
convenga, para sí, pero en el mundo que vivimos, que la hora
oficial marche retrasada, es estar diciendo, también, que en
todo lo demás la Santa Casa Madre ha perdido el paso y lo
peor para los que dan , en los informativos, las horas en
cuestión, sería que empezaran con:” las ocho de la tarde,
una hora menos en Canarias y quince minutos menos en Ceuta”.
La cosa, es de suponer, habrá sido algo pasajero, por cuanto
se ha dicho siempre que el Ayuntamiento de Ceuta tiene
muchos empleados y todos ellos muy competentes, lo que
significa que el que se ocupa del funcionamiento del reloj
también lo será, empleado de la ciudad y competente.
Y llegados a este punto habrá quien nos diga que si no hay
asuntos más importantes que tratar en Ceuta, fuera de esto.
Ya lo creo que los hay, pero como esos asuntos, incluso
cuando se tratan a nivel nacional, en los informativos,
desde la primera autoridad local se despachan con “faena de
aliño”, por usar una expresión taurina, a lo mejor al
abordar esto que parece lo menos importante se concreta y se
matizan un poquito más los asuntos que tantos problemas
están dando a la Policía.
Mentiría si dijera que me tomo esto de ahora a broma y
mentiría porque una gran parte de mi juventud y de mi
formación, en mis años jóvenes, las pasé en la República
Federal Alemana, donde se me inculcó, desde el primer día,
la idea de que las doce no son las doce menos un minuto, ni
las doce más un minuto, sino que las doce son las doce en
punto. Naturalmente, la puntualidad donde mejor se refleja
es un buen reloj, que si es oficial no debe fallar.
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