Leo con interés parte del discurso
de Mohamed Alí en el Debate del estado de la Ciudad.
Y me alegro de que haya recuperado ese tono vibrante que lo
distinguía cuando daba sus primeros pasos en la política y
me contaba en el salón de estar del Hotel Tryp sus ideas con
un entusiasmo contagioso.
Además, valoro en gran medida que haya prescindido de los
consabidos folios escritos para no salirse del guión
establecido de antemano. Es decir, que ha acometido su
intervención sin echar mano de la red de seguridad que
significa llevar escrito cuanto se va a decir.
Lo dicho, o sea su arenga política, ha llegado en un momento
crucial para su trayectoria política. No en vano Mohamed Alí
estaba necesitado de dar señales de vida como líder de la
Coalición Caballas. Puesto que llevaba muchísimo tiempo
sometido a las directrices marcadas por Juan Luis
Aróstegui. Sometido a su voluntad.
Aróstegui, en cuanto Caballas y PSPC firmaron el pacto, fue
quitándole protagonismo a MA y hasta se permitía el lujo de
decir de él, entre sus amistades, que el líder del partido
musulmán era más que pardillo, perezoso en extremo. Es
decir, un vago. Y que se había acostumbrado muy pronto a que
él, Aróstegui le sacara las castañas del fuego. Es más, no
dudaba en jactarse de haberle presentado en sociedad. En esa
sociedad de los organismos que tanto y tan bien dice conocer
el sindicalista.
Por todo ello, y porque Aróstegui no es de fiar, me ha
sentado más que bien el discurso de Mohamed Alí en el Debate
del estado de la Ciudad. Me ha encantado verlo expresarse de
corrido y poniendo a contribución la palabra cálida y la
denuncia basada en desgracias que a todos nos duelen. Sean
quienes sean los que la padezcan.
Ahora bien, dicho lo dicho, me gustaría preguntarle a
Mohamed Alí si su cerrada defensa de los más necesitados,
expresada a voz en cuello y con la expresión compungida, es
debida a que está defendiendo ya su liderazgo al frente de
una coalición musulmana, que le exige, para ser su hombre
fuerte, que deje a Aróstegui en la estacada.
Si es así, pues en política todo cabe, excepto robar, bien
haría Alí en decirnos que, más pronto que tarde, deberá
decirle adiós a Aróstegui. Que no lo necesita más. Que está
perdiendo el tiempo a su vera. Y que él se debe a la llamada
de esa coalición musulmana que desea participar en las
próximas elecciones.
Mientras tanto, Aróstegui, que lleva mucho tiempo esperando
que los socialistas lo reclamen para que sea el candidato de
ellos en la ciudad, está pendiente del hecho. De momento, su
capital político, que era contar con el voto de todos los
musulmanes de la coalición Caballas para llenar las urnas en
su momento, se ha venido abajo. Al encontrarse con la
desagradable sorpresa de ese nuevo partido musulmán que
reclama a Alí que se separe, cuanto antes mejor, del
sindicalista. Ya que los votantes de religión musulmana lo
tienen muy mal catalogado.
En fin, que a mí me ha gustado sobremanera la actuación de
Mohamed Alí en el Debate del estado de la Ciudad, ya que le
visto como en sus mejores tiempos. Que fueron los de sus
comienzos en la política de esta tierra. Cuando iba a pecho
descubierto y exhibiendo un entusiasmo contagioso de ideas y
proyectos. Luego, tras dar bandazos absurdos, cometió el
error de unirse a un socio perdedor.
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