Creo que nadie ignora lo que está pasando. Y de esta manera,
estamos viendo como aquellos que no alcanzaron el gobierno
en las urnas, no se conforman, y por ello, alejándose de lo
que debiera ser una oposición útil y constructiva, se han
pasado al derribo y acoso de aquellos que democráticamente
ganaron las elecciones. Los diputados del Partido Popular. Y
esto lo hacen a toda costa, pero cuando el término “a toda
costa”, se desarrolla con la perversidad del que le importa
un bledo el daño que pueda hacer, a quién puedan herir, o lo
que es peor, las consecuencias sociales de ello, es
entonces, y sólo entonces, cuando el límite de la
convivencia desaparece y pasan a tener una sola idea fija en
la cabeza: la de aniquilar a quien sea.
Y de esta manera, que no de otra, en los últimos meses hemos
visto como la oposición al legitimo gobierno de la nación se
dedica a utilizar artimañas más que cuestionables para pedir
la dimisión del presidente del gobierno y de todo su equipo.
Sin duda alguna, y aunque crean que nos engañan, muchas de
estas correrías surgen para tapar los grandes esfuerzos que
está haciendo el gobierno actual para caminar hacia delante.
Por ello, es lógico que se rechace todo aquello que se
utiliza para desprestigiar a los que trabajan por y para
España. Un ejemplo claro del mismo, son las fotografías del
Presidente de la Xunta Galega, Alberto Núñez Feijóo, único
hecho que ha avalado toda una campaña de desprestigio hacia
él. Es más, una foto de hace muchísimos años. Da igual que
sea un buen gestor, que dirija con diligencia toda una
comunidad, que el pueblo le haya dado por derecho su lugar,
que mantenga su actitud positiva y constructiva para avanzar
en el crecimiento de su población y por ende de España, todo
da igual, porque al parecer según algunos lo importante son
las fotos, y por eso, da lo mismo cualquier tipo de
explicación. Solo la rápida dimisión de su cargo, en
silencio y sin defenderse, saciaría a sus acusadores, porque
éstos ya han sentenciado, aun en contra de lo que los jueces
españoles decidieron sobre ellas en su día.
Pero estos son los nuevos justicieros, que por desgracia
crecen como los champiñones en la oposición y, que al margen
de cualquier otra ley que no sea la suya, exigen que se
cumpla su arbitraria sentencia. Y los señalados como
culpables por ellos, no sólo no deben dar explicaciones sino
que deben marcharse y dejarles libres sus puestos en el
gobierno para que los ocupen los acusadores.
De esta manera los representantes del gobierno popular,
deben huir y esconderse de todos aquellos que han conocido o
conocen en su vida social, no sea que alguno de ellos no sea
tan claro. En la Grecia antigua a eso se le llamaba la
condena del “Ostracismo”, con la que se hacía desaparecer al
oponente político. Por cierto, el primero que la sufrió fue
aquel que la había ideado.
Es increíble que la política de la oposición se haya
devaluado hasta tal punto, y lo peor, que la hacen aquellos
que siguen dándose golpes de pecho cuando han sido los
verdaderos causantes de los problemas que aquejan
actualmente a nuestra nación. Pero por desgracia está de
moda insultar, más que nunca a los políticos del Partido
Popular.
Pero si hay alguna virtud que se le deba al partido popular,
es la de la paciencia, y esta se tiene, y mucha. Sabemos que
estamos haciendo las cosas bien, y sabemos que muchas de las
medidas adoptadas dan y darán sus frutos, sabemos que
estamos solos en esta encomienda, y sabemos que no hay otra
dirección que nos guíe que no sea la de llevar a España al
estado de bienestar que debemos tener por derecho, todos. Es
una cuestión de actitud, y ésta, la de la paciencia, está
ligada a la que tiene el partido popular.
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