Las entidades deportivas que ya con las competiciones
nacionales en marcha esperan las subvenciones de la Ciudad
Autónoma como agua de mayo, se están viendo perjudicadas por
la actitud displicente del interventor, José Caminero, quien
muestra una de sus características más definidas: retrasar
los pagos a los proveedores y, en este caso, a las entidades
deportivas, como si diera igual pagarles en una fecha que en
otra, cuando en realidad han adelantado el dinero desde el
inicio de los campeonatos allá por el mes de
agosto-septiembre y hasta la aprobación de los presupuestos
y su entrada en vigor el 1 de enero, no se tramitan aunque
el cobro –para mayor inri-, se produce de manera
fraccionada. Ya percibieron el pasado mes de marzo la mitad
de las subvenciones y el compromiso era que en los primeros
días de abril se produciría la liquidación del resto, es
decir el otro 50%. Sin embargo, entre Semana Santa y Semana
Blanca, con las vacaciones correspondientes, el señor
Caminero no ha debido de tener tiempo de liquidar el
compromiso existente.
Ni qué decir tiene que estos retrasos ocasionan un perjuicio
grandísimo a quienes aguardan recibir un dinero que se les
ha asignado y que el interventor alarga aún más como
intentando mortificar el funcionamiento de quienes han ido
hasta ahora adelantando dinero a la espera de la llegada de
la subvención.
También es inexplicable que el consejero de Hacienda,
Guillermo Martínez, no actúe con la diligencia que sería
exigible, cuando conoce y tolera comportamientos de tanta
laxitud como éstos porque el estado de abandono, la dejadez,
el relajamiento, en su conducta es directamente proporcional
al perjuicio que ocasiona y alguien ha de poner freno a
tantos desmanes.
Si desde hace una semana el ordenamiento de pago está
diligenciado, no hay razón para que el interventor, José
Caminero esté retrasando unos pagos por su capricho.
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