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OPINIÓN - LUNES, 8 DE ABRIL DE 2013

 
OPINIÓN / COLABORACION

En una democracia consolidada

Por Restituto Contreras Jiménez


Desgraciadamente todavía hay muchos países donde no existen las más elementales garantías de un sistema democrático, que pueda amparar y proteger los derechos de los ciudadanos y que permitan una evolución que favorezca el desarrollo económico y social. También es cierto, que en otros países, compañeros en la empresa común a la que pertenecemos, como miembros de la Unión Europea, su pasado y los niveles de funcionamiento democrático son superiores a los nuestros.

Ahora bien, ni debemos considerarnos plenamente satisfechos por no pertenecer al primer supuesto, pero tampoco debemos sentir complejo alguno pensando que todavía hay países que nos superan. Nuestra democracia reúne todos los requisitos en cuanto a funcionamiento y nuestro país puede presumir de tener una democracia consolidada.

Este hecho me parece muy importante y básico, para afrontar y superar todas las situaciones y dificultades que se nos puedan presentar. En estos días una de las noticias destacadas en los medios de comunicación es la imputación de la infanta Cristina. El revuelo nacional ha acaparado todas las tertulias y las columnas de opinión; pero siguiendo con lo manifestado al inicio de este párrafo, pienso que lo sucedido no debe sobredimensionarse, incluso diría que debe abordarse con la máxima normalidad, por muy alto que pueda ser el estatus de la persona que ha sido afectada por el “Caso Nóos”.

Profundizando en el tema mencionado, precisamente por el grado de democracia que poseemos, considero que debemos estar tranquilos por la actuación judicial. La separación de poderes en nuestro país es un hecho irreversible, contemplado claramente en nuestra Constitución y con unos jueces que son merecedores de todo el respeto, aunque en ocasiones pueda haber decisiones con las que no estemos de acuerdo, pero que todos debemos acatar. Por supuesto también todo el respeto a la función de la fiscalía. Me parece normal y comprensible que un padre defienda a su hija. Con lo que no estoy de acuerdo es que la Institución Monárquica opine y valore si ha sido adecuada o no la actuación procedimental de un juez. Como decía la socialista, Elena Valenciano, la Casa Real debe mantenerse neutral y no tomar partido. Me parece también conveniente reconocer la confianza manifestada por la justicia en un discurso reciente del Príncipe Felipe, que no está en la misma línea de lo manifestado por otros portavoces de esta institución.

Pienso que aquí no debe cuestionarse la importante contribución del Rey al advenimiento y consolidación de la democracia, como también lo hicieron otros ciudadanos que sacrificaron su vida, pasando por campos de concentración, la cárcel, así como los políticos que desde la clandestinidad y después con la colaboración de todas las instituciones civiles y militares, acompañadas por el resto del país, hicieron posible la aprobación de la Constitución, que puso a España como ejemplo de nación que ha sido capaz de transitar a los primeros puestos de la democracia y del concierto internacional.

Creo que debido a la crisis y la situación económica y social del país hemos comenzado la segunda transición. Si algo positivo podemos obtener de los problemas que asedian al ciudadano de la calle y sin frivolizar sobre las dificultades que todavía tenemos que superar, es que como en toda crisis se está produciendo el crecimiento moral y una mayor conciencia de madurez por el conjunto de los ciudadanos, aunque sigamos conociendo noticias que a todos nos indignan y que son difíciles de entender. En la primera transición los ciudadanos demostraron también una gran responsabilidad, pero en esta segunda transición, si me permiten seguir utilizando estos términos, la ciudadanía tendrá un mayor protagonismo y más capacidad de decisión. Se van a producir cambios que darán lugar a que las Instituciones, nuestros gobernantes y la actuación política no podrán seguir siendo igual que antes, porque los ciudadanos no lo permitirían. Soy optimista con el hecho de que dichos cambios nos lleven a una mejora en todos los niveles, aunque pueda ser difícil de comprender en el contexto social y económico actual.

La regeneración democrática, las reformas electorales, una mayor transparencia sin límites para todas las instituciones, incluida la Casa Real, como manifestó la portavoz socialista Soraya Rodríguez: “Sin límites ni excepcionalidad” sólo los recogidos en la Constitución, porque somos un país donde todos somos iguales ante la ley, donde nadie es más que nadie y como personas todos debemos ser tratados con los derechos y obligaciones que tenemos reconocidos en la Constitución, independientemente de nuestro origen social.
 

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