Desgraciadamente todavía hay muchos países donde no existen
las más elementales garantías de un sistema democrático, que
pueda amparar y proteger los derechos de los ciudadanos y
que permitan una evolución que favorezca el desarrollo
económico y social. También es cierto, que en otros países,
compañeros en la empresa común a la que pertenecemos, como
miembros de la Unión Europea, su pasado y los niveles de
funcionamiento democrático son superiores a los nuestros.
Ahora bien, ni debemos considerarnos plenamente satisfechos
por no pertenecer al primer supuesto, pero tampoco debemos
sentir complejo alguno pensando que todavía hay países que
nos superan. Nuestra democracia reúne todos los requisitos
en cuanto a funcionamiento y nuestro país puede presumir de
tener una democracia consolidada.
Este hecho me parece muy importante y básico, para afrontar
y superar todas las situaciones y dificultades que se nos
puedan presentar. En estos días una de las noticias
destacadas en los medios de comunicación es la imputación de
la infanta Cristina. El revuelo nacional ha acaparado todas
las tertulias y las columnas de opinión; pero siguiendo con
lo manifestado al inicio de este párrafo, pienso que lo
sucedido no debe sobredimensionarse, incluso diría que debe
abordarse con la máxima normalidad, por muy alto que pueda
ser el estatus de la persona que ha sido afectada por el
“Caso Nóos”.
Profundizando en el tema mencionado, precisamente por el
grado de democracia que poseemos, considero que debemos
estar tranquilos por la actuación judicial. La separación de
poderes en nuestro país es un hecho irreversible,
contemplado claramente en nuestra Constitución y con unos
jueces que son merecedores de todo el respeto, aunque en
ocasiones pueda haber decisiones con las que no estemos de
acuerdo, pero que todos debemos acatar. Por supuesto también
todo el respeto a la función de la fiscalía. Me parece
normal y comprensible que un padre defienda a su hija. Con
lo que no estoy de acuerdo es que la Institución Monárquica
opine y valore si ha sido adecuada o no la actuación
procedimental de un juez. Como decía la socialista, Elena
Valenciano, la Casa Real debe mantenerse neutral y no tomar
partido. Me parece también conveniente reconocer la
confianza manifestada por la justicia en un discurso
reciente del Príncipe Felipe, que no está en la misma línea
de lo manifestado por otros portavoces de esta institución.
Pienso que aquí no debe cuestionarse la importante
contribución del Rey al advenimiento y consolidación de la
democracia, como también lo hicieron otros ciudadanos que
sacrificaron su vida, pasando por campos de concentración,
la cárcel, así como los políticos que desde la
clandestinidad y después con la colaboración de todas las
instituciones civiles y militares, acompañadas por el resto
del país, hicieron posible la aprobación de la Constitución,
que puso a España como ejemplo de nación que ha sido capaz
de transitar a los primeros puestos de la democracia y del
concierto internacional.
Creo que debido a la crisis y la situación económica y
social del país hemos comenzado la segunda transición. Si
algo positivo podemos obtener de los problemas que asedian
al ciudadano de la calle y sin frivolizar sobre las
dificultades que todavía tenemos que superar, es que como en
toda crisis se está produciendo el crecimiento moral y una
mayor conciencia de madurez por el conjunto de los
ciudadanos, aunque sigamos conociendo noticias que a todos
nos indignan y que son difíciles de entender. En la primera
transición los ciudadanos demostraron también una gran
responsabilidad, pero en esta segunda transición, si me
permiten seguir utilizando estos términos, la ciudadanía
tendrá un mayor protagonismo y más capacidad de decisión. Se
van a producir cambios que darán lugar a que las
Instituciones, nuestros gobernantes y la actuación política
no podrán seguir siendo igual que antes, porque los
ciudadanos no lo permitirían. Soy optimista con el hecho de
que dichos cambios nos lleven a una mejora en todos los
niveles, aunque pueda ser difícil de comprender en el
contexto social y económico actual.
La regeneración democrática, las reformas electorales, una
mayor transparencia sin límites para todas las
instituciones, incluida la Casa Real, como manifestó la
portavoz socialista Soraya Rodríguez: “Sin límites ni
excepcionalidad” sólo los recogidos en la Constitución,
porque somos un país donde todos somos iguales ante la ley,
donde nadie es más que nadie y como personas todos debemos
ser tratados con los derechos y obligaciones que tenemos
reconocidos en la Constitución, independientemente de
nuestro origen social.
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