La tensión crece en la Península
de Corea como consecuencia de la sinrazón del dictador
comunista, Kim Jong-II, máximo dirigente de la República
Democrática Popular de Corea. Es momento de recordar algunas
de las virtudes de un régimen en el que no existen los
derechos humanos, en el que es habitual la tortura y
arbitraria la aplicación de la pena de muerte. Las
informaciones facilitadas por quienes han conseguido huir de
este país, única vía para recibir información al respecto,
confirma la existencia de campos de concentración y campos
de experimentación humana a imagen y semejanza de los
existentes en la Alemania nazi. Un país en el que condenan a
muerte a quien discrepa y a quien tiene dudas, se le
encierra de por vida para su reeducación.
Por todo ello, resulta totalmente inadmisible para quienes
gozamos de firmes convicciones democráticas, que en nuestro
país existan ciudadanos que apoyan a un régimen totalitario
equiparable al régimen que existió en este país hace años,
tan criticado por estos mismos individuos. Ciudadanos
españoles, que han atendido la llamada del representante de
este país en el mundo, el español Cao de Bénos, enrolándose
en una Brigada Internacional cuya intención es la defensa de
la República Democrática Popular de Corea, al estilo de los
grupos de extranjeros pro republicanos que combatieron en la
Guerra Civil española.
Los españoles deberíamos ser conscientes de las diferencias
existentes entre el régimen totalitario del norte y el
democrático del sur. Circunstancia que hace inconcebible
para cualquier demócrata tanto la decisión adoptada por los
más de 500 españoles alistados en la Brigada “Lee In Mo”,
como el comunicado solidario emitido por la Unión de
Juventudes Comunistas de España tras la celebración de su
XII Congreso. En definitiva, comunismo y nacismo, ideologías
contrapuestas, pero muy cercanas en cuanto a la falta total
de derechos y libertades.
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