El triunfo que obtuvo el Ceuta a
domicilio en Huelva ante el filial onubense por un
contundente 1-4 le sitúa en quinta posición y le mantiene
cerca de los puestos de “play off” para jugar la liguilla de
ascenso a Segunda División B. Los seis puntos que ahora le
marcan la diferencia y las opciones de formar parte del
cuarteto de honor, podrían verse recortados si, en las dos
próximas jornadas a disputar en el estadio Alfonso Murube,
los locales obtienen los seis puntos en disputa, que se
constituyen ahora en el reto más inmediato para ir paso a
paso, hasta alcanzar el objetivo que se persigue. Un
objetivo que pocos pensaban cuando los dirigentes
confeccionaron una plantilla con austeridad económica (no
cabía otra por las restricciones en las subvenciones), con
futbolistas de la cantera ceutí y con el acierto de encajar
las “piezas” de un puzzle que había de funcionar.
Un esfuerzo labrado con inteligencia y tacto pero que no se
ha visto correspondido con el apoyo económico que, pese a
ser restrictivo desde un principio -hecho que era bien
asumido por las circunstancias económicas del momento-, no
se contemplaba en cuanto al capítulo de demoras ya que, a
estas alturas, aún resta por percibir la mitad de la
subvención asignada, lo que dificulta en extremo el normal
funcionamiento en base a unas previsiones económicas
acordadas.
La directiva del Ceuta ha sabido conformar una plantilla
competitiva, con opciones de situarse entre los cuatro
mejores del Grupo X de Tercera División para que, llegados
al tramo final de la competición regular, el primer equipo
de fútbol representativo de Ceuta, estuviera en los lugares
de privilegio. Ahora bien, este esfuerzo humano de jugadores
y técnicos, ha de estar acompañado por el cumplimiento
económico por parte de la Ciudad Autónoma. Es de justicia.
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