La I Concentración de Vespa de Ceuta se realizó ayer por
las principales calles. Lo numeroso del grupo y los modelos
tan vistosos provocaba que los viandantes pararan en seco y
giraran la cabeza para ver el espectáculo. La jornada acabó
en el Poblado Marinero con la entrega de premios a la Vespa
más bonita, antigua y destartalada entre cervezas y paella.
Vespas ‘vintage’, modernas, destartaladas... daba igual, lo
importante era pasar un buen rato entre apasionados de las
motos en la I Concentración de Vespas de Ceuta.
Y es que la pasión por este modelo mítico de dos ruedas
inunda a personas de todas las edades. Niños pequeños,
mayores, jóvenes... Desde la organización aseguran que se
realizaron más de 110 inscripciones, más las personas que de
forma espontánea se unieron en el último momento.
La I Concentración de Vespa tuvo como punto de partida la
Gran Vía ayer a las 10.30 horas. Momento en el que se
recogían las inscripciones. Pasadas las once de la mañana,
encendieron los motores y se pusieron a rodar por las
principales calles. De Gran Vía, Paseo del Revellín, Plaza
de los Reyes, Monte Hacho, Mirador de San Antonio, puerto,
Benzú, etc.
El grupo llamaba la atención no solo por lo numeroso,
también por los modelos originales que se pudieron ver.
Vespas decoradas con la bandera italiana, patria de Vespa;
con la bandera inglesa; una azul pastel con sidecar, otras
un poco más destartaladas. A la concentración se unieron
simpatizantes de Vespa y motos con mayor cilindrada, aunque
fueron muy pocas.
Por el centro de la ciudad, que a las once de la mañana
estaba muy tranquilo, el ronroneo de las Vespas, los
claxones y la música que sonaba desde el coche escoba
provocaban el giro de cabeza de los ceutíes para ver pasar
al grupo. En el Mirador de San Antonio y en Bezú se hizo las
paradas respectivas para tomar un refrigerio. El final del
recorrido era el Poblado Marinero, ahí se concedieron varios
premios: más antigua, más bonita y más “cascarria”.
También se realizó un sorteo de un casco y un viaje de un
fin de semana.
La jornada acabó entre risas y anéctodas de la concentración
en torno a una paella, unas cervezas y unas copas en el Pub
Ego.
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