LUNES 1.
Leo que técnicos e inspectores del Consejo Superior de
Deportes han estado dos semanas realizando informes y
auditorías del entramado económico público del deporte
español, y lo que han encontrado, sobre todo entre los
clubes de fútbol y las 63 federaciones existentes, les ha
puesto los pelos de punta. Las federaciones presentan una
imagen desoladora e insostenible, máxime en tiempos de
crisis económica. Es la voz de alarma que dan los técnicos
del CDS. Que a su vez no se cortan lo más mínimo en
denunciar que hay federaciones que montan expediciones con
más directivos que deportistas. Donde abundan los billetes
de primera clase, comidas desbocadas, etcétera. Gastos todos
ellos que se escapan de las obligaciones que tienen de
ajustarse a las dietas marcadas por la ley. Federaciones que
están acostumbradas a acumular déficit, sabedoras que
finalmente recibirán una subvención pública desde el CDS o
un préstamo en condiciones especiales de cualquier Caja de
Ahorro. En el caso de la Federación de Fútbol de Ceuta, la
subvención le llega del Ayuntamiento y la que le corresponda
por otra parte. Ah, ¿será posible conocer el sueldo que gana
el presidente de la FFC, Antonio García Gaona?
Martes. 2
Hoy se me ha presentado la oportunidad de conocer al nuevo
director del Hotel Parador La Muralla. Ha sido él quien se
ha acercado a la mesa que yo compartía con varios amigos
para saludarnos. Alberto Gabriel San Sebastián Vázquez
es el hombre que ha sustituido a Pedro Fernández Olmedo.
Y está tratando por todos los medios que el establecimiento
vuelva a reverdecer laureles. Reconoce que los tiempos que
corren son difíciles. Pero su entusiasmo me ha hecho
concebir muchas esperanzas acerca de que pueda salir airoso
de la prueba. Que radica en hacer posible que el comedor y
la barra de ‘La Muralla’ sean sitios de encuentros de los
ceutíes. Lo primero que he notado es la variedad de tapas
selectas y un menú del día cuyo precio es realmente
asequible a las economías modestas. Y otros cambios que me
han permitido entrever los empleados de la cosa. La comida,
debo decirlo, ha sido excelente. Y el lugar, dado el buen
tiempo que reinaba, no podía ser otro que la terraza del
jardín. Mereció la pena pasar un par de horas en el Hotel
Parador La Muralla.
Miércoles. 3
Mientras los periodistas dirigidos por ese galán (!) que
tiene el Diario As como director, sí, hombre, ese adonis
llamado Alfredo Relaño, no cesaban de hablar de
Casillas y de arremeter contra José Mourinho,
yo esperaba con cierta inquietud el partido frente al
Galatasaray. Equipo que había llegado a Madrid con la
etiqueta de perita en dulce, aunque se supiera que cuenta
con jugadores destacados. El Madrid obtuvo un magnífico
resultado. Pero conviene no dormirse en los laureles en
Turquía. Un gol tempranero de los hombres dirigidos por
Fatih Terim, entrenador prestigioso, desataría el
entusiasmo de los turcos y obligaría a los madridistas a
tener que defenderse con uñas y dientes. Situación nada
recomendable en un campo que está considerado un “infierno”.
Del partido, me voy a permitir decir lo siguiente: Rafael
Varane volvió a exhibir una elegancia en sus acciones
poco acorde con la misión defensiva. Brillantez y
practicidad, cogidas ambas de la mano de la velocidad, hacen
posible que con 19 años el defensa francés esté causando
admiración generalizada. Pero es que, además, da gusto
comprobar cómo con su estatura, 1,91 metro, y un tren
inferior alto, es capaz de convertirse en un muro insalvable
para los delanteros. Ya que cuesta lo indecible sortearlo. Y
encima, por si fuera poco, maneja el juego por alto en los
dos frentes y es hábil con el balón en los pies. Un servicio
más de Zinedine Zidane a su club. No olvidemos que él
lo recomendó. Eso sí, Mourinho ha sabido mimarlo y, claro,
ha crecido a su vera.
Jueves. 4
Tras ser imputada la Infanta Cristina por el juez
José Castro, en tiempos donde la corrupción casi
generalizada invita a que no le tiemble el pulso a ningún
juez, éste se ha visto atacado por todos los medios
cortesanos. Es curioso: mientras la juez Mercedes Alaya es
tratada como una heroína a la que se le anima desde todos
los ángulos a emplumar a quienes han participado en el
enorme trinconeo propiciado por los ERE, al juez Castro se
le está empezando a aplicar ya el castigo conveniente para
ahornarlo. Es decir, para que entre en razón y se percate de
que la imputación a la infanta está fuera de lugar. Vamos,
que ha ido tan lejos como sorpresa ha causado en la Casa
Real. En la cual estaban convencidos de que esa decisión
jamás la tomaría el juez instructor del ‘caso Nóos’. He aquí
dos varas de medir muy distintas. Si la presión sobre el
juez Castro continúa, y no me cabe la menor duda de que así
será e incluso que irá a más, tengo la certeza de que éste
cederá y la infanta no pasará por su juzgado. Tiempo al
tiempo. Y es que los héroes están pasados de moda. Por más
que la señora Alaya goce de esa consideración. ¿Hasta
cuándo? ¡Ser juez debe de ser muy difícil!
Viernes. 5
El Pueblo de Ceuta ha cumplido 18 años. Y a mí no me cabe
sino transcribir literalmente el editorial que se ha
publicado hoy. “La cabecera de este periódico cumple 18
años. Quiere decirse que alcanzamos la mayoría de edad y,
como sucede en otros órdenes de la vida, también supone una
trayectoria de servicio a los intereses de Ceuta, haciendo
honor a la denominación que tenemos como las inscripciones
que se sitúan en el frontispicio de un edificio y que
significa, ni más ni menos, con quién o quiénes es nuestro
compromiso: El Pueblo de Ceuta. Hace 18 años vimos la luz y
durante todo este tiempo, hemos sabido defender los valores
que un medio de comunicación ha de hacer valer: la
Constitución y todos los principios que le son
explícitamente exigibles a un medio de información como la
veracidad de sus noticias, el legítimo derecho de fiscalizar
los excesos del poder político y la defensa inequívoca del
estado de Derecho. Bien es verdad que hemos sido agredidos,
física y moralmente, en algunos momentos, pero no nos ha
hecho ni nos hará amedrentarnos porque la verdad ha de
brillar por encima de cualquier artimaña. En esta
trayectoria hemos sabido afianzarnos en el mercado y a
quienes creyeron en un primer momento que este periódico
podía ser flor de un día, le hemos demostrado con nuestro
trabajo cotidiano, que teníamos y tenemos, vocación de
futuro y de servicio permanente a Ceuta. Aquí nos hemos
implantado, para que nuestra juventud no sea óbice para
sentar nuestras raíces en este pueblo, con rotativa propia,
lo que nos dota de una autonomía esencial para acudir a
diario a la sagrada cita con el lector. Una de nuestras
señas de identidad y de compromiso con esta tierra basada en
hechos y no en simples palabras”.
Sábado. 6
Se habla del escrache en un corrillo y se me pide mi opinión
al respecto. Y a mí se me ocurre decir que yo soporté este
tipo de manifestación contra mí mucho antes de que la
pusieran de moda argentinos y uruguayos en los años noventa.
Y los contertulios se me quedan mirando como si yo estuviera
contándoles una trola. Y, tras lo dicho, me veo precisado a
referirles el asunto. Corría la temporada 73-74 y yo era el
entrenador del Algeciras. Se jugaba en El Mirador y enfrente
del estadio estaba la Cafetería Manila. El Mirador se
llenaba de bote en bote. Y el público se dividía en dos
bandos: uno me insultaba desde principio a fin del partido;
el otro, correspondía a los insultos con alabanzas. Y el
estadio se convertía en un manicomio. A mí me agradaba
sobremanera aquel ambiente. Me sentía como pez en el agua en
medio de aquel caos. Lo que me desagradaba era la cantidad
de hinchas furibundos que me esperaban a la salida del
campo. Y, desde luego, pedir ayuda a la policía o salir de
estampida con mi coche. Un día se me ocurrió adentrarme en
la cafetería Manila. Establecimiento que estaba frente a la
puerta principal del campo. Y lo primero que hice es
preguntarle al dueño si tenía algún inconveniente en que yo
aguantara aquel chaparrón contra mí en el interior de la
cafetería. Y me respondió que estaba deseando tenerme como
cliente en esos momentos. Ni que decir tiene que semejante
actitud les causaba aún más ira a los aficionados que no me
podían ver ni en pintura. Pero fue la mejor manera de irlos
aburriendo. La de quedarme a un paso de ellos y no salir
corriendo o protegido por nadie. Entre el dueño de la
cafetería Manila y yo se forjó una amistad a la cual yo no
respondí como él merecía. Pero nunca olvidé su gesto.
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