Ayer desperté con la firme
convicción de no referirme al partido socialista en mis
próximos artículos de opinión, pero la actualidad
informativa y los planteamientos del Ejecutivo del Partido
Popular en relación a la defensa de los intereses de los
ceutíes me lleva nuevamente a ello. En esta ocasión, con
motivo de las manifestaciones del ministro de Asuntos
Exteriores y de Cooperación del Gobierno de España, José
Manuel García-Margallo, en las que advirtió el pasado martes
a su homónimo marroquí, que la españolidad de las ciudades
autónomas de Ceuta y Melilla no sería objeto de debate en
las negociaciones entre ambos países.
Unas declaraciones contundentes en clara contraposición con
las protagonizadas en los últimos años por los máximos
responsables en materia de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel
Moratinos y Máximo Cajal (ex ministro de Asuntos Exteriores
y representante en la Alianza de Civilizaciones
respectivamente). Declaraciones siempre consecuentes con los
planteamientos de un Presidente del Gobierno, José Luis
Rodríguez Zapatero, que guardó el mayor silencio cuando se
le cuestionó sobre una supuesta soberanía compartida entre
ambos reinos, en presencia del primer ministro marroquí,
Driss Yetu, durante su primera visita oficial al reino alauí.
Por cierto, debo puntualizar que estas afirmaciones no
surgen de mis propios pensamientos, están argumentadas en
las informaciones publicadas por los principales medios de
comunicación nacionales e internacionales, que demuestran
una realidad incuestionable a pesar de quienes se empeñan en
desacreditarlas. En definitiva, diferencias abismales entre
dos planteamientos, entre dos convicciones que muestran
claramente el grado de compromiso de las dos formaciones
políticas que se han alternado históricamente en los
gobiernos de España respecto a las dos ciudades autónomas,
Ceuta y Melilla.
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