Las obras de la Biblioteca del Estado, que se ha construido
en el Recinto Sur, se adjudicaron a la empresa Acciona
Infraestructuras en septiembre del año 2009, pero
permanecieron un tiempo paralizadas al aparecer, según
anunciaba el entonces Gobierno central del Partido
Socialista, “nuevos” restos arqueológicos.
El edificio ha sido proyectado por los arquitectos Ángela
García de Paredes e Ignacio Pedrosa, quienes gararon un
concurso de ideas convocado por el Ministerio de Cultura.
Entre sus peculiaridades destaca el hecho de haberse
proyectado sobre una importante pendiente, de hasta el 18%,
de la parcela en la que se levanta, situada junto a otros
dos edificios públicos, el polideportivo Guillermo Molina y
la sede del Instituto de la Seguridad Social.
El inmueble cuenta con una superficie de 5.000 metros
cuadrados y tiene ocho plantas en la parte más alta, que da
al Recinto Sur, y cuatro en la inferior, donde se sitúa su
acceso principal, en ‘Manuel Olivencia Amor’.
El espacio interior es muy diáfano, pues casi dos de sus
plantas, las inferiores, se dedican a mostrar los restos
arqueológicos de Huerta Rufino, un cojunto de viviendas de
época meriní. Para ello, se ha dotado al edificio de un
amplio espacio entre pilares, obtenido mediante la
construcción de una gran losa de hormigón de 600 metros
cuadrados, la cual permite la eliminación de algunos apoyos
que hubieran coincidido con el yacimiento.
Otra de las características del proyecto son los grandes
ventanales de la fachada principal o sus celosías metálicas,
así como las doce ‘bocinas’ o salientes de hormigón del
edificio y el hecho de que todas y cada una de sus ventanas
son distintas.
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