Vecinos de la barriada de Juan XXIII denuncian la
situación de insalubridad e inseguridad que soportan desde
que el pasado 13 de febrero un coche se precipitara a un
patio tras romper un moro de protección. Como consecuencia
del accidente, una tubería de saneamiento vierte desde
entonces las aguas sucias bajo las viviendas.
“Aparte del mal olor, no podemos dormir, porque el muro está
roto y puede entrar cualquiera; ojalá no pase una desgracia,
pero puede pasar”. Quien así se expresa es María África, una
vecina de la barriada de Juan XXIII afectada desde el pasado
13 de febrero por una situación de insalubridad e
inseguridad a la que, a pesar de las quejas transmitidas a
la asociación vecinal nadie ha puesto remedio, según explica
la mujer.
El pasado 13 de febrero un vehículo se precipitaba al vacío
en un estrecho callejón que circunda el bloque de viviendas.
El espectacular accidente de tráfico, sin heridos graves,
dejó una tubería de saneamiento y un murete de protección
rotos.
Desde entonces, “el mal olor y los mosquitos”, no permiten a
los vecinos que más directamente sufren esta situación “ni
abrir la ventana”. La vecina del primero tiene una niña
pequeña, de nueve años, y la fuga de aguas sucias da
directamente a sus ventanas. “Allí tenemos el baño, el
comedor y la habitación donde duerme la niña”, explica la
mujer, quien afirma que en otras viviendas del bloque
“también hay niños” y que el mal olor “llega hasta el
quinto”. “La presidenta de la barriada dijo que se estaba
moviendo y que se arreglaría, pero estamos así desde el 13
de febrero”, se lamenta.
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