Desde Ceuta, cada día es más
incómodo, a pesar de que hoy los barcos son, aparentemente,
más cómodos que los de hace treinta años.
Pero las incomodidades a que me refiero no son de los
barcos, sino de quienes gestionan esos barcos o esas
compañías navieras, y cada vez más.
Antes de nada, debo decir que para mí la naviera que cumple
con más seriedad es FRS, porque las otras dos, una con
muchos años en el estrecho y la otra asentada aquí desde
hace media docena de años, poco más o menos, pero una y la
otra suelen hacer de su capa un sayo y montan los horarios
como mejor les parece para no cumplirlos o para cumplirlos
de la forma que menos favorezcan a los usuarios.
Yo, desde hace tiempo, apenas salgo de Ceuta, salvo cuando
llegan las vacaciones del instituto y, poco a poco, casi me
voy olvidando de la informalidad de las navieras, hasta que
un día como el pasado domingo me dio por regresar a Ceuta,
desde la península, y como no podía ser de otra forma “me
pilló” el atasco, no tanto de los muchos viajeros, sino de
las normas que siguen las navieras.
Antes de nada, por aquello de que cada uno debe recibir lo
suyo, debo decir que yo, en esta ocasión, viajé en uno de
los barcos de Balearia y, de momento, no me han quedado
muchas ganas de repetir con ellos, salvo que no tenga otro
remedio.
Y es que antes de salir de Ceuta, hace diez o doce días
saqué un billete de ida y vuelta, de esos que dicen que
merecen la pena por ser más baratos y, en principio, lo son,
pero las cinco horas y media que tuve que esperar en el
puerto de Algeciras, hasta coger el barco que me dijeron que
me correspondía, bien merece pagar unos euros más y viajar
con una comodidad que tantas horas en el puerto no te dan.
Llegué a la una del medio día y me dijeron que ese barco ya
estaba completo. Vale.
En el de las tres de la tarde, aunque había plazas no nos
permitieron viajar salvo que volviéramos a pasar por la
taquilla, y luego el de las seis de la tarde que era en el
que, por fin, podíamos viajar, salió con más de treinta
minutos de retraso. Es lo que hay, si lo quieres lo aceptas
y si no te vienes a nado.
Visto lo visto y al haber sido la primera vez que yo saco un
billete de esos de “¿oferta?”, lo primero que me tengo que
preguntar es si eso es oferta de verdad, o si es asegurarse,
de antemano, una serie de pasajeros que podrían irse en otra
compañía.
Son ya muchos los años que llevo en Ceuta y recuerdo que
desde el primer día que llegué a esta ciudad siempre estaba
en boca de todos la falta de seriedad de las navieras.
En estos años, unos treinta y cinco, que llevo aquí, he
visto como desfilaron varias compañías, hay una sola que,
aunque con el nombre algo cambiado, estuvo siempre, pero ni
esa, ni otras que se aventuraron a pasar por el estrecho han
hecho apenas nada para que desde Ceuta se pueda viajar sin
problemas.
Ahora, en una semana, se me olvidarán estas incomodidades,
aunque seguir sí van a seguir existiendo cada día, por lo
que no podemos hacer más que seguir diciendo esto:”es lo que
tenemos”.
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