Se ha puesto en marcha el poner
punto final a la decisión europea sobre la doctrina Parot.
La Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos se
reúne en Estrasburgo para estudiar el recurso presentado por
el Gobierno contra la sentencia que avalaba la queja de la
sanguinaria etarra Inés del Río Prada, en la cárcel por el
asesinato de 23 personas, y deja KO la doctrina judicial
española.
Si finalmente Estrasburgo le da la razón a la etarra del
Río, medio centenar de los más sanguinarios presos de la
organización terrorista saldrán casi inmediatamente de la
cárcel, así como una veintena de los más peligrosos y
crueles internos comunes.
Los llamados Derechos Humanos nacen precisamente en los
países donde menos se respetan los tan traídos y llevados
Derechos Humanos. Sin duda alguna, una autodefensa de los
mandas de esos países, auténticos dictadores, que se pasan
esos derechos por donde la espalda pierde su nombre.
Quizás por esa circunstancias, y teniendo en cuenta a
quienes favorecen, se podía cambiar lo Derechos Humanos, por
los Derechos de los Asesinos a pesar, todo hay que
reconocerlo, no dejan de ser humanos, aunque, en verdad sean
a escoria de la sociedad y carezcan del sentido de que
significa ser humano.
Porque, naturalmente, al hablar de los Derechos Humanos, me
gustaría que esos señores de la Gran Sala del Tribunal
Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo, me explicasen
con claridad meridiana, cuáles son los Derechos de todos
aquellos que han sido asesinados, y que indiscutiblemente,
vamos digo yo, son humanos.
Por lo visto y comprobado, cuando estos humanos asesinados
pertenecen al Ejército o a los Cuerpos y Fuerzas de
Seguridad del Estado, los derechos que tienen es que se les
dé una medalla, se les ponga la bandera de España sobre el
féretro y le demos un aplauso. Si no pertenecen a ellos, sus
derechos consisten en poner velas encendidas, flores y
cuando se les vaya a enterrar le demos el consabido aplauso.
Y esas madres, esas viudas, esos niños huérfanos, que no
saben por qué sus padres han sido asesinados, cuando no han
hecho nada para merecer esas muertes perpetradas por unos
asesinos sanguinarios, cuáles son los derechos qué tienen.
Por lo visto, sólo tienen el derecho humano de “ajo y agua”.
Que lo que hay que defender son los Derechos Humanos, de los
asesinos. ¡Toma del frasco, Carrasco!.
Me imagino, que es mucho imaginar, que estos señores que
componen la Gran Sala del Tribunal Europeo de los Derechos
Humanos tendrán en cuenta, a la hora de impartir justicia,
el sufrimiento de esos padres, esposas e hijos que se
quedaron viuda y huérfanos, el inmenso dolor que le supuso
la perdida de sus seres queridos a manos de unos asesinos
sin escrúpulos, que les mataron por el simple hecho de
matar.
Estos Derechos Humanos, por mucho que lo digan, quienes lo
quieran decir, no sn más que los derechos de los asesinos, a
los que se les puede poner en libertad cuando con toda
justicia, en realidad, deberían pudrirse en las cárceles,
porque carecen de Derechos Humanos alguno. ¿O no?
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