La amenaza terrorista parece ser
una constante en el mundo desarrollado. Cuando en España ya
parece que ETA ha dejado su actividad sanguinaria, el
Observatorio de Inteligencia, Seguridad y Defensa del CISDE,
nos sitúa en el foco de la preocupación yihadista sobre
territorio español, incluyendo a Ceuta y Melilla en un
contexto de zona amenazada, ya que ambas ciudades autónomas
representan una reivindicación histórica y, por tanto,
terreno abonado a la conflictividad a poco que se busquen
excusas.
La actividad policial, centrada en las células de
reclutamiento, ha generado más de treinta operaciones en
este sentido, donde Ceuta no ha sido ajena, ya que aquí,
precisamente, el pasado año hubo tres jóvenes reclutados
para la lucha en Siria y el pasado viernes, este periódico
informaba de un cuarto que podía haber seguido el mismo
camino. Por tanto, Ceuta es zona de captación del
radicalismo yihadista para enviar jóvenes a zonas de
conflicto como Afganistán, Irak o Siria.
Este caldo de cultivo que genera violencia y muerte,
requiere una situación de alerta permanente en las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad del Estado porque estas células
yihadista promueven desde el anonimato y con sumo sigilo,
actuaciones terroristas que luego despliegan en cualquier
lugar del mundo. Cuando se advierte de esta amenaza, desde
ámbitos dedicados a la Inteligencia, la Seguridad y la
Defensa, hay que tomarse muy en serio la llamada de
atención.El radicalismo puede darse en cualquier esfera de
la vida pero llevado al terrorismo, se convierte en
especialmente preocupante, porque en ese mundo de locos, el
desvarío es tal que son capaces de arrasar con todo y con
todos. Bueno será estar alerta.
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