España ganó a Francia en Saint-Denis,
gracias a tres magníficas intervenciones de Víctor Valdés
y volvió a liderar la clasificación de su grupo. Cualquiera
que haya sido profesional de la cosa sabe perfectamente la
presión a la que se vino sometiendo al guardameta azulgrana,
por parte de una prensa más pendiente del viaje de Iker
Casillas a París –auspiciado, nos dijeron, por Xavi
Hernández-, que de la importancia del encuentro.
Xavi, por lo visto, se ha creído a pie juntillas que Iker y
él forman esa pareja perfecta de deportistas que hicieron
las delicias de Joseph Blatter, presidente de la
FIFA, y que propició que éste propusiera la candidatura de
ambos al jurado encargado de fallar el Premio Príncipe
Felipe de los Deportes 2012. Simbolismo tan cursi como cara
de serlo tiene el tal Blatter. Quien cada día se está
pareciendo más a Jaime Peñafiel.
Desde entonces, Xavi e Iker viven su idilio desde la
distancia. Se cruzan mensajes, se felicitan mutuamente, se
piropean, y si no se intercambian otras cosas es porque
ambos saben que el amor libre hace tiempo que ya no se
lleva. Debido a las secuelas que suele propiciar por
cuestiones de celos. Que si no…
Pues bien, me imagino que a Valdés, la actitud de su
compañero Hernández, por más galones que éste ostente en el
Barça, le caería como una patada en los mismísimos. Lo cual
unido a desaires de otro tipo, le llevaron en su día a decir
que se iba del club al cual pertenece desde niño.
Valdés, conviene decirlo, es tan buen portero como poco dado
a dorarle la píldora a nadie y mucho menos está dispuesto
como Casillas a compartir todos los días y fiestas de
guardar mesa y mantel con lo más granado del periodismo. La
última escena de Iker, reunido con todos los pesos fuertes
de Telecinco, es el mejor ejemplo de cómo el muchacho de
Móstoles cuida su imagen de mito y pone a sus compañeros
contra las cuerdas.
La presencia del portero del Madrid en París, mediante la
argucia de que lo hacía para tratar de poner orden en las
desavenencias que se venían produciendo entre sus compañeros
desde que él no forma parte de la selección, no era sino la
mentira apropiada para que el mito reapareciera en tan
grande escenario a fin de que el mundo entero supiera que ya
está curado de su lesión y dispuesto a ocupar el puesto que
le pertenece por decreto de una prensa que le ha venido
cantando sus aciertos a voz en cuello, pero omitiendo sus
fallos clamorosos. Y, desde luego, sus carencias técnicas.
Las carencias técnicas de un portero sobrevalorado hasta la
náusea por los voceros de una España que no sienten
vergüenza alguna por convertir la retransmisión del partido
en París en motivo de atención y adulación permanente del
hombre de Sara Carbonero. Periodista que está
viviendo su momento culminante. A veces tengo la impresión
de que SC no se percata de cómo Manu Carreño y
Kiko Narváez se ríen de ella por lo bajinis, y se les
nota que cumplen fielmente las instrucciones de los
directivos de Telecinco.
Las instrucciones fueron claras: hablar durante todo el
partido de las reacciones de Casillas en las gradas del
estadio francés. Y, naturalmente, ensalzar lo justo
cualquier intervención destacada de Valdés. Y a ser posible
gritar cualquier desliz. De haberlo habido. La retransmisión
del partido Francia-España fue vomitiva. Menos mal que VV
estuvo magistral. Diego López ya tiene su calvario a
partir de ahora… Necesitará, sin duda alguna, armarse de
paciencia y, sobre todo, la protección de José Mourinho.
Más que nunca.
|